El jardín mediterráneo es uno de los estilos de jardinería con más encanto que existen. No solo hablamos de un espacio estéticamente armónico, en el que plantas de exterior y accesorios de decoración se combinan formando un todo. También es un espacio sumamente sostenible que responde a dos premisas fundamentales: ahorro de agua y plantas resistentes. Dos aspectos que pautan, en gran medida, el diseño de este tipo de espacios verdes.
Como su nombre indica, el jardín mediterráneo es típico de una región con una climatología bien definida en la que las lluvias no abundan y el sol es riguroso. Una particularidad que marca, en gran medida, el diseño de un espacio que debe resistir esas particularidades. Pero no nos equivoquemos: no es necesario vivir a orillas del Mediterráneo para poder disfrutar de este tipo de jardines. Gracias al clima de buena parte de nuestro país, es posible recrear su encanto lejos del Mare Nostrum y disfrutar de esa personalidad tan singular.
Ya sea porque nos llame la atención este estilo de jardín o porque nos planteemos cómo hacer un jardín sostenible de bajo mantenimiento, no cabe duda: disfrutar de él está garantizado.
- CLAVES PARA TENER UN JARDÍN MEDITERRÁNEO
- 1. Apostar por el ahorro de agua, el punto de partida fundamental
- 2. Elegir plantas para el jardín mediterráneo: de bajo mantenimiento y resistentes
- 3. Crear zonas de sombra decoradas con plantas trepadoras
- 4. Apostar por los setos, arbustos y las palmeras: un toque fundamental del jardín mediterráneo
- 5. Crear zonas de rocalla o incorporar piedras decorativas
- 6. Jugar con macetas de distintos volúmenes
- 7. Complementar el espacio con decoración y textiles
CLAVES PARA TENER UN JARDÍN MEDITERRÁNEO
A diferencia de otros jardines, el jardín mediterráneo se caracteriza por su marcado estilo rústico. Y no hablamos, únicamente, de la elección de plantas o de los pocos cuidados que demanda en líneas generales. Nos referimos, también, al look general del espacio. Este tipo de jardines están marcados por su aspecto agreste y silvestre. Una consideración a tener en cuenta ya que, lejos de esa imagen idílica de jardín perfecto y milimetrado, nuestro espacio lucirá de una manera sustancialmente más natural.

Además de este detalle, hay otro fundamental que debemos contemplar para tener un jardín mediterráneo. Una de las características de estos espacios es su particular perfume. Jugar con los aromas de plantas y flores es clave para conseguir crear la atmósfera que buscamos. Y es que, aunque pueda parecernos solo un matiz, en realidad es una parte fundamental del espíritu mediterráneo.
Teniendo en cuenta este par de detalles, veamos qué debe tener un jardín mediterráneo para cumplir con las expectativas de este tipo de diseño.
1. Apostar por el ahorro de agua, el punto de partida fundamental
Como decíamos, el jardín mediterráneo original está acostumbrado a la escasez de agua de forma natural. Por eso, si nuestra intención es ser fieles a su diseño, tendremos que apostar por tratar de ahorrar todo el agua posible. Algo que se traduce, en un paso inicial, en renunciar a las grandes extensiones de césped natural características de cualquier jardín.
Aunque pueda parecernos dramático, no lo es. La gracia es que podemos optar por otras alternativas equiparables en belleza a esta hierba propia del jardín, pero que nos permitirán un ahorro sustancial de agua. La primera es optar por plantas tapizantes que cubran el suelo de vegetación sin contar con grandes demandas de riego. Aunque el abanico de opciones es amplio se suele apostar por plantas crasas, por vivaces de buen desarrollo como la aptenia cordifolia; o por arbustos de porte rastrero y baja demanda de agua.

Pero las plantas no son la única opción. Porque en esencia, el jardín mediterráneo apuesta ¡y mucho! por el uso de áridos para tapizar el suelo. Las gravas amarillas o rojizas, y la greda volcánica son opciones ideales para crear ese ambiente rústico que se persigue con este tipo de jardines.
Y por si el bajo nivel de mantenimiento de ambas opciones no fuera suficiente, hay un detalle más a sumar que los convierte en irresistibles. Ya no tendemos que plantearnos cómo erradicar las malas hierbas del jardín: tanto las plantas tapizantes como los áridos evitarán, en gran medida, su proliferación.
2. Elegir plantas para el jardín mediterráneo: de bajo mantenimiento y resistentes
¡Clave! Como decíamos, uno de los objetivos fundamentales del jardín mediterráneo es que sea un espacio de baja demanda. Por eso, es fundamental optar por plantas que no requieran un gran mantenimiento. Un motivo de peso para conocer algunas plantas resistentes a la sequía e incorporarlas al diseño de nuestro jardín.

En líneas generales, hay algunas plantas que son auténticos imprescindibles para lograr ese aire mediterráneo que buscamos. Y, aunque pueda parecernos que optar por plantas rústicas acota las elecciones, no es así. Aunque haya muchas más, veamos algunas de esas plantas que, sí o sí, tenemos que contemplar:
- Árboles: tanto frutales, como el limonero o el olivo; como ornamentales, como la mimosa o la jacaranda
- Aromáticas: lavanda, romero, orégano, tomillo o menta
- Crasas: aptenia, aloe vera o aeonium
- Plantas de flor: geranios, rosales, petunias, brezo, lantana, verónica o clavel
3. Crear zonas de sombra decoradas con plantas trepadoras
En la lista de plantas de cualquier jardín mediterráneo que se precie no pueden faltan las trepadoras. Sin embargo, las dejamos en un capítulo aparte ya que para respetar el diseño autóctono han de estar unidas a otro elemento indispensable: las zonas de sombra. Unas áreas destinadas a disponer de un espacio en el que disfrutar del exterior sin estar expuestos al sol.

En líneas generales, estas zonas de sombra suelen ser porches o pérgolas. Y tan imprescindible como contar con ellas es vestirlas con plantas trepadoras. Unas elegidas para resistir el calor pero, también, por su baja demanda de cuidados. Parra virgen, buganvillas, glicinia o jazmín son apuestas seguras para darle a estos espacios frondosidad, frescura y colorido. El trío de ases que demanda este estilo.
4. Apostar por los setos, arbustos y las palmeras: un toque fundamental del jardín mediterráneo
Son el trío de ases del diseño de jardín mediterráneo. No solo buscan crear ese juego de volúmenes tan necesario del paisajismo. Además y una vez asentadas, son plantas que necesitan bajo mantenimiento y, en líneas generales, demandan poca agua. Un buen motivo para que contemos con ellas si buscamos tener un jardín mediterráneo sostenible.
Veamos en detalle qué implica contar con este tipo de plantas en el contexto de un jardín mediterráneo empezando por los imprescindibles setos. Son, sin lugar a dudas, un elemento imprescindible en el diseño de este tipo de espacios. No solo harán de barrera visual para preservar nuestra intimidad sino que, además, nos permitirán disfrutar de su singular colorido durante todo el año. Aunque hay distintas opciones, no cabe duda de que hay una conífera protagonista: el ciprés mediterráneo o cupressus sempervivens. Un maravilloso compañero que demanda pocos cuidados, que crece rápidamente en sus primeros años y que admite a la perfección ser recortado para darle la forma que queramos.
En el caso de las palmeras, su principal objetivo es poner un toque exótico y playero. De entre todas las opciones, la Washingotnia robusta o el palmito son dos opciones fantásticas. No solo mantendrán ese look mediterráneo que buscamos. Además, son poco demandantes en todos los aspectos y, en el caso de la primera, es de crecimiento rápido.

Y cerramos este capítulo con los arbustos. Aunque no tienen que ser forzosamente arbustos de flor, como la adelfa o el Hibiscus; es cierto que existe una tendencia natural a decantarse por ellos. Es lógico: como decíamos antes, una de las características de los jardines mediterráneos es el colorido y variedad de flor.
5. Crear zonas de rocalla o incorporar piedras decorativas
Recordemos: la principal característica de los jardines mediterráneos es que son rústicos y agrestes. Una personalidad en la que no puede faltar un elemento natural en plena consonancia con ese estilo: las piedras. Incorporarla en el diseño de nuestro jardín fomentará los volúmenes y nos dará juego, de paso, para incorporar zonas de planta.
Para jugar con las piedras, tenemos varias opciones. Por un lado, podemos añadirlas como meros elementos decorativos que se integren con las plantas formando un todo. Si este es nuestro deseo, tendremos que optar por piedras de buen formato para que, incluso si nuestras plantas crecen mucho, puedan verse.
Pero al margen de este planteamiento, tenemos la opción de plantearnos cómo hacer una rocalla para el jardín. Una propuesta que hace que planta y piedra formen una singular simbiosis sumamente estética. Si optamos por esta alternativa, es importante conocer cuáles son las mejores plantas para rocalla.
6. Jugar con macetas de distintos volúmenes
Y si la piedra es un elemento indispensable en el diseño de jardines mediterráneos, hay otro imprescindible que no podemos obviar: el barro. Las macetas se convierten en auténticas aliadas para crear esa atmósfera cálida y desenfadada de este tipo de jardines. Y, aunque podemos optar por macetas pintadas o decoradas, no cabe duda de que tendremos que alternarlas con otras en las que, simplemente, la terracota sea protagonista.
Tan importante como incorporarlas al diseño del espacio es que sean de distintos tamaños y alturas. Nuevamente, los volúmenes son claves para conseguir el estilo. Así que ¡combina macetas de grandes dimensiones con otras pequeñas sin temor alguno!
7. Complementar el espacio con decoración y textiles
El último punto para el diseño de jardines mediterráneos pero no por ello el menos importante. Y es que aunque los tonos del barro y o la piedra se combinen los tonos vivos de nuestras plantas, eso no implica que renunciemos a decorar el resto del espacio. De hecho, debemos hacerlo combinando el blanco como color principal con pinceladas de tonalidades vivas que le den al conjunto ese aspecto que buscamos.
Así cojines, plaids, portavelas, menaje y otros elementos de decoración serán imprescindibles para acabar de redondear la personalidad de nuestro espacio, e imprimirle nuestro propio estilo.
Un carácter único para un tipo de jardín que invita a disfrutar del exterior sintiéndose como en casa.



