Es uno de los arbustos más resistentes que existen pero no por ello está exento de sufrir contratiempos. Conocer a fondo las enfermedades del acebo que pueden aparecer es fundamental para su supervivencia. Y es que precisamente porque sabemos que es una planta rústica solemos tardar en detectar que algo va mal. Un tiempo que juega en nuestra contra y que podemos solventar de una forma sencilla: revisando concienzudamente, cada cierto tiempo, nuestras plantas.
En líneas generales, el acebo es una planta fuerte por naturaleza. Algo que, sumado a saber cómo cultivar un acebo correctamente, hace que presente una resistencia natural a las enfermedades y las plagas. En realidad, si se ve afectado por cualquiera de ellas es más que probable que estemos cometiendo algún fallo en sus cuidados o, incluso, que la aparición de estos contratiempos sea fruto de condiciones medioambientales. Sea cual sea el motivo, hay que tenerlo claro: el tiempo apremia. Y, si queremos mantener nuestro precioso arbusto en perfecto estado, es fundamental que pongamos remedio a lo que sea que le suceda lo antes posible.
Veamos, pues, cuáles son esas enfermedades del acebo que pueden comprometer su salud. La mejor garantía de saber detectar su presencia y ponerle solución.
- ¿CUÁLES SON LAS ENFERMEDADES DEL ACEBO?
- 1. Pudrición de las raíces, un clásico de las enfermedades del acebo cultivado en maceta
- 2. Punto de alquitrán, una dolencia propia de la primavera
- 3. Antracnosis o cancro, un síntoma de que nuestro acebo no tiene lo que precisa
- 4. Clorosis, otra de las enfermedades del acebo más habituales
- 5. Mancha morada, el resultado de condiciones adversas para él
- 6. Quemadura del acebo, una de las enfermedades propias del invierno
¿CUÁLES SON LAS ENFERMEDADES DEL ACEBO?
Antes de más, es importante conocer un detalle. El acebo no es, únicamente, una de las plantas de Navidad que no pueden faltar en tu casa en esta época del año o un fantástico arbusto para diseñar nuestro jardín. Más allá de su belleza, juega un papel fundamental con la fauna salvaje en meses de frío. Sus frutos, tóxicos para el ser humano, son fuente de alimentación para un buen número de aves que tienen serias dificultades para alimentarse en los meses de frío. Algo que conviene saber si velamos porque nuestras plantas cumplan una función que va más allá de su carácter ornamental y buscamos con ellas poner nuestro granito de arena en la conservación del ecosistema que nos rodea.

Así que ya sea por conciencia sostenible o, simplemente, por disfrutar de él conviene conocer en detalle cuáles son las enfermedades del acebo y cómo solucionarlas. Y, para ello, es fundamental tener dos cosas claras empezando por algo clave. Conocer a fondo los cuidados del acebo es fundamental para evitar uno de los enemigos naturales de esta planta: los hongos. Las infecciones micóticas son, de hecho, el principal motivo por el que su vida puede comprometerse. Y sí: los hongos están presentes en la naturaleza y es imposible evitarlos. Sin embargo, es clave saber que el hecho de que se manifiesten como enfermedad sí puede estar ligado a un error en el cultivo. ¿A cuál, de todos ellos, nos referimos? A un exceso de riego: uno de los enemigos de casi cualquier planta.
Tan importante como esto es tener presente otro aspecto. Y es que, dado que las aves pueden alimentarse de él, tendremos que elegir con cautela los productos con los que tratemos las enfermedades del acebo y apostar por tratamientos ecológicos que minimicen su impacto en nuestro alrededor.
1. Pudrición de las raíces, un clásico de las enfermedades del acebo cultivado en maceta
Una de las más comunes cuando lo tenemos en contenedores. La aparición de este hongo suele darse como respuesta a dos factores bien definidos: un mal drenaje y un riego inadecuado o excesivo.
Los síntomas de este hongo son fáciles de identificar y, si queremos salvar nuestra planta, nos obligan a atajar su presencia lo antes posible. Nuestro acebo presentará mal aspecto en su tallo central desde la base. Además, las hojas comenzarán a tener una coloración amarilla o marrón.
Más allá de corregir la pauta de riego o aplicar un fungicida, lo ideal es trasplantar nuestro acebo para subsanar el drenaje y ofrecerle un sustrato nuevo.

2. Punto de alquitrán, una dolencia propia de la primavera
Y es que es la estación en la que más se da, y es fruto de unas condiciones sumamente definidas. La suma de temperaturas cálidas y humedad suele provocar la manifestación de estos hongos que, aunque no son mortales para nuestro acebo, si afearán su porte.
Las señales de su presencia en nuestra planta también son sencillas de detectar. Nuestro acebo presentará manchas redondas de color negro, amarillo o marrón en las hojas. Además, también es probable que comience a perder las hojas de la parte inferior e interior de la planta.
Evitar su presencia pasa por podar nuestro acebo para favorecer la circulación de aire y luz entre sus ramas. Cuando las manchas todavía son amarillas estamos a tiempo de tratarlas con un fungicida. Y tan importante como esto es prevenir que vuelva a aparecer. ¿Cómo? Retirando todas las hojas afectadas y caídas, y procurándole una poda de saneamiento en el momento adecuado.
3. Antracnosis o cancro, un síntoma de que nuestro acebo no tiene lo que precisa
La aparición de este hongo responde a un hecho concreto: nuestro acebo no tiene las condiciones de luz, temperatura o humedad que necesita.
Saber que nuestro acebo lo sufre pasa por observar con detenimiento sus tallos. Suelen presentar áreas hundidas y, habitualmente, las ramas infectadas caen.
Además de evitarlo con una buena poda que procure la aireación, es fundamental eliminar las ramas y tallos afectados por este hongo.
4. Clorosis, otra de las enfermedades del acebo más habituales
Y decimos habitual porque es una de las enfermedades del acebo más recurrentes. Cuando investigamos sobre cómo plantar acebo nos informamos de la ubicación ideal o de la profundidad que necesita, pero solemos pasar por alto un detalle clave: el tipo de sustrato que demanda. Por sus características, este arbusto necesita un suelo ligeramente ácido. Y su ausencia es, precisamente, lo que provoca la clorosis: una falta del hierro que nuestro acebo necesita.

Esta enfermedad se manifiesta con hojas que cambian de color, perdiendo el característico verde intenso propio del acebo. Lo habitual es que las hojas tengan una tonalidad pálida o, incluso, amarillenta.
Revertir esta situación pasa por corregir el pH del suelo, utilizando para ello abono en varitas para plantas verdes rico en hierro.
5. Mancha morada, el resultado de condiciones adversas para él
Sumamente fácil de detectar ya que consiste, como su nombre indica, en una mancha de color púrpura en las hojas. Esta manifestación denota un problema de cultivo ya sea por sequía, por carecer de los nutrientes que necesita nuestro acebo o, incluso, por tener alguna lesión en alguna zona del tronco central o de sus ramas leñosas.
¿Cómo solucionarlo? Analizando a qué puede responder su aparición, y corrigiéndolo.
6. Quemadura del acebo, una de las enfermedades propias del invierno
O, mejor dicho, resultado de sus condiciones meteorológicas. La identificaremos muy rápido, ya que se da sobre todo al final del invierno. Una época en la que es habitual que haya oscilaciones importantes de temperatura pero, también, ante un escenario climatológico bien definido: suelo helado y días soleados o ventosos.
La podremos identificar porque las hojas comienzan a secarse desde las puntas y tienen una coloración opacada. En ocasiones, podemos confundirlo con un hongo.
Para subsanarlo, no solo tendremos que mimar el riego sino, también, planificar de cara al próximo invierno que nuestro acebo cuente con un mulching.
