Mulching: qué es y por qué practicarlo

Cómo hacer un mulching para tus plantas

Es una de esas tareas de jardinería que, solo con el nombre, pueden resultarnos sumamente complicadas. Sin embargo, si en lugar de decir mulching mencionamos la palabra acolchado nos parecerá mucho más terrenal y menos difícil. Un término que, a pesar de ser muy habitual, se malinterpreta en muchas ocasiones.

Empecemos por romper dos mitos relativos al mulching. Para empezar y aunque son los que más suenan, no se practica únicamente en el césped o en el huerto. En realidad, hablamos de una técnica que también es recomendable para otras plantas como las plantas de exterior ornamentales. Pero además de esto, hay otro aspecto más a considerar para derrocar los prejuicios en torno al mulching. Y es que, aunque lo más habitual es llevarlo a cabo en otoño, no es la única estación en la que esta labor puede ser aliada.

Por eso, nada como saber qué es exactamente el mulching o cómo podemos aplicarlo a nuestras plantas. Y, lo que es más importante, cómo puede repercutir en nuestras plantas.

¿QUÉ ES EL MULCHING?

Comencemos por saber qué es exactamente el mulching o acolchado. Por definición consiste en una capa de restos de plantas y otros materiales que se acumulan sobre el suelo. Habitualmente, estos restos se encuentran troceados y nunca llegan a crear una capa compacta.

Qué es el mulch

Aunque podamos pensar que el mulching responde a una sesuda técnica de jardinería, nada más lejos de la realidad. Lo cierto es que lo único que hace es recrear las condiciones que se dan en la naturaleza. Y no hay más que traer a la mente la imagen de un bosque. En él, hojas y otros desechos orgánicos caen amontonándose sobre el suelo. Una capa vegetal y no compacta creada por la propia naturaleza que no solo ejerce como abono sino, fundamentalmente, como protección.

Tanto en jardinería como en agricultura, la mano humana recrea eso que hace por sí misma la naturaleza.

BENEFICIOS DEL MULCH EN EL JARDÍN Y EN EL HUERTO

Comprendido qué es exactamente, es momento de saber por qué debemos incluirlo en nuestra lista de tareas del jardín en septiembre. Es más: para ser rigurosos, lo ideal sería contemplarlo como parte de los cuidados del huerto en otoño y de los cuidados de las plantas en otoño. Porque, lejos de ser una labor que podemos pasar por alto, ponerla en práctica solo tiene beneficios para nuestras plantas.

Empecemos por lo obvio. El motivo más habitual para hacer mulching es proteger las raíces de la climatología externa. Pero cuidado: no solo del frío. La presencia de esta capa de acolchado sobre la base de nuestras plantas favorece mantener una temperatura constante en el suelo. Por eso no solo es interesante utilizarlo para salvaguardar las raíces de las bajas temperaturas. Añadido, durante los meses de verano puede ser clave para evitar la evaporación del suelo ya que actúa como un parasol.

Ahora vayamos un paso más allá para descubrir qué más motivos hay para no dudar en hacer un acolchado en nuestro jardín, macetas o huerto.

1. Optimizar agua de riego

Como decíamos, la capa de mulching ayuda a retener la humedad del suelo. Si nos planteamos cómo ahorrar agua en el jardín en verano, el acolchado puede ser un auténtico aliado.

Pero, nuevamente, también puede serlo en invierno. Al mantener el sustrato al margen de la incidencia externa del frío, evita la compactación del terreno favoreciendo que el sustrato sea permeable. Algo que nos permitirá aprovechar el agua de lluvia.

Beneficios del mulch

2. Evita la aparición de hierbas adventicias

Cómo erradicar las malas hierbas del jardín es uno de los dolores de cabeza habituales entre los amantes de la jardinería. Y no es para menos: las hierbas adventicias no solo roban nutrientes sino que, añadido, son imanes para las plagas.

Pues bien: hacer un mulch puede solucionarnos, en parte, también este problema. La presencia de esta capa de materia orgánica o inorgánica evita la exposición solar sobre el sustrato. Algo que impide la proliferación de estas hierbas poco deseables.

3. Favorece la fertilidad del suelo, una de las ventajas del mulching orgánico

Antes o después, el mulch se descompone. No olvidemos que está formado en gran medida por elementos vegetales. Por eso, cuando continúa con su proceso natural, se transforma en un humus perfecto para fertilizar el suelo.

Un aporte de materia orgánica que solo puede redundar en positivo en nuestro suelo.

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4. Mejora la vida del suelo

Este aspecto está íntimamente ligado con el anterior. La descomposición del mulching mejora la actividad de los microorganismos que habitan en el sustrato. Lejos de ser una amenaza, estos microbios hacen de nuestro suelo uno más rico en minerales entre otros.

5. Protege el suelo de la climatología

No podemos perder de vista que tanto el sol como la lluvia, el viento o el frío tienen una repercusión sobre el suelo. Lo compactan, lo erosionan e, incluso, arrastran los nutrientes que pueda contener. La presencia de la capa de mulching evita, precisamente, que eso pueda suceder.

CÓMO HACER TU PROPIO MULCHING

Comprendida su importancia, es momento de saber cómo llevarlo a cabo. Y, como decíamos al principio, no es una tarea complicada aunque sí tiene ciertos pormenores que serán claves para que sea efectivo.

1. Elige el tipo de mulching más adecuado

Aunque en origen el mulching es orgánico, también es posible contar con uno mineral. Elegir uno u otro dependerá, en gran medida, de ciertas condiciones climatológicas del sitio en el que vivamos y al que estén expuestas nuestras plantas.

Mulching orgánico

Formado íntegramente por residuos de origen natural. Es perfecto si queremos que nuestro mulching tenga, además, una función de enriquecer la tierra. También es el ideal para suelos con tendencia a compactarse.

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Los materiales naturales más habituales son cortezas y astillas de madera, césped cortado, hojas secas o paja. Si optamos por este tipo de acolchado, lo ideal es que dispongamos trozos grandes de lo que sea que elijamos. De esta manera, tardarán más en descomponerse.

Mulching mineral

Dado que no es de origen natural, nunca se descompondrá ni enriquecerá el suelo. Sin embargo, es ideal para plantas de carácter perenne o, incluso, para aquellas sometidas a una climatología adversa.

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En este listado de acolchados minerales, ganan peso materiales como la gravilla, piedras decorativas o bolas de arcilla.

2. Prepara la tierra antes de colocarlo

Antes de hacer nuestro acolchado, es fundamental limpiar a conciencia la zona. Y no solo eliminando las malas hierbas: también es importante airear y descompactar el terreno.

3. Elige el momento para hacer tu mulching

Nunca haremos un acolchado sobre un suelo frío o helado, ni tampoco si está seco. Lo ideal es que tenga cierto grado de humedad, y que la temperatura sea media.

Además, es importante evitar colocar nuestro mulching en condiciones de viento.

Por qué hacer un acolchado en el jardín

4. Guarda ciertas distancias

Cuando hacemos un acolchado, nunca lo acercaremos a la base de nuestras plantas. Sobre todo si es de carácter orgánico, no es recomendable tener material en descomposición junto a una planta viva. De hacerlo, podemos estar provocando hongos o, incluso, la pudrición de la planta.

Para evitarlo, lo ideal es colocar el mulching a una distancia de entre 10 y 15 centímetros del tallo de la planta. En el caso de árboles y arbustos, esta medida no es tan exigente si se trata de ejemplares que no sean ni demasiado jóvenes ni estén recién plantados.

Además, procura no compactar demasiado la mezcla. Es interesante que el agua pueda penetrar a través del acolchado hasta el sustrato.

5. Adecúa el grosor del mulch a las necesidades de tus plantas

Un detalle crucial. Si creamos un mulching demasiado espeso, corremos el peligro de que haya un exceso de calor o de condensación que impida respirar correctamente a las raíces. Por eso, nada como vigilar el grosor para evitarnos disgustos.

Si optamos por materiales húmedos para nuestro acolchado, bastará con que éste mida entre tres y cinco centímetros. Si nos decantamos por materiales secos o ligeros, la medida perfecta oscila entre los cuatro y los ocho.

Y por último, un consejo más: un buen riego después de colocar el mulch. Solo así ganará esa humedad que tanto deseamos. Y solo así, además, cumplirá su increíble función.