Cuidar el abeto: el rey de la Navidad… y del resto del año

Cada Navidad, en muchos hogares surge la misma pregunta: ¿optamos por un árbol artificial o preferimos un abeto natural? En muchas ocasiones, se opta por los artificiales por una cuestión de comodidad (se pueden guardar para el año que viene y no necesitan ningún tipo de cuidado, más allá del mantenimiento del almacenaje). Sin embargo, decidir tener un abeto natural hace que la Navidad sea más Navidad.Eso sí: si sabemos cómo cuidar a ese auténtico emblema navideño.

Porque, bien cuidado, un abeto natural puede acompañarnos el resto del año. Una auténtica gozada si tenemos en cuenta que tendremos en nuestra casa el aroma propio de un árbol perenne que, con poco, estará verde y saludable. Bastará con unos cuidados mínimos que, al final, son los mismos que tenemos que mantener durante las Navidades.

Si cogemos un abeto esta Navidad con vistas a que el mismo nos acompañe el año que viene, es recomendable elegir un tamaño mediano. De esta manera, un árbol joven tendrá opción de aclimatarse a vivir en nuestra casa pero también tenemos la opción de que su crecimiento paulatino no nos impida seguir manteniéndolo en casa. A la hora de elegirlo un par de recomendaciones: revisa las agujas para comprobar que no tienen agujas en tonos tostados y que, al moverlo, conservan sus agujas verdes en las ramas.

El árbol de Navidad, más allá de su protagonismo en estas fechas, puede ser compañero el resto del año
El árbol de Navidad, más allá de su protagonismo en estas fechas, puede ser compañero el resto del año

Una vez elegido, es importante saber cómo hacer que nos dure tan bonito como lo llevamos a casa. Para empezar, sepamos que tendremos que mantenerlos lejos de cualquier fuente de calor (léase chimenea o radiador) porque beneficiaría que se seque. Porque precisamente el riego es una de las claves para la salud de nuestro abeto: es importante asegurarse de que tiene mucha agua los primeros días de llevarlo a casa (tengamos en cuenta que se está aclimatando a un nuevo espacio). Pero, más allá del comienzo, es importante regarlo un poco todos los días. Y, si en casa somos dados a tomar agua ablandada, olvidémosla para el abeto: sus altos niveles de sodio matarán nuestro árbol.

Y, por último, recordemos algo importante: un abeto no deja de ser un árbol y, además, un árbol de climas templados-fríos. Un buen motivo para que si tenemos terraza, jardín o algún espacio más frío en la casa sea recomendable dejar que le dé el frío (preferiblemente, a techo de las heladas). Las bajas temperaturas ayudarán a que recupere el verde de sus agujas y ayudará a que crezca.

¿Te atreves a tener tu propio árbol todo el año en casa?

 Fotos | Verdecora, Soy mujer actual