Suelen ser la planta comodín de aquellos a los que se les resiste cuidar plantas pero, también, cuentan con una legión de fans incondicionales. Pero no nos confundamos: si bien es cierto que los cuidados de los cactus son sencillos, no perdamos de vista que tienen necesidades muy concretas. Unas que debemos conocer a fondo para disfrutar de ellos plenamente, especialmente si sobrevuela sobre nosotros el título de «mataplantas». Si has entonado alguna vez el «se me mueren hasta los cactus» no te frustres: matar un cactus es, en realidad, mucho más sencillo de lo que parece. Algo que se puede evitar conociendo a fondo sus exigencias.
Pero no es el único mito que hay en torno a ellos. Para muchas personas, los cactus son plantas aburridas: un prejuicio que se rompe tan pronto ahondamos en esta familia botánica que ha sido capaz de adaptarse a las condiciones más extremas del planeta. Y no hablamos, únicamente, en lo que respecta a sus necesidades. Nos referimos, en realidad, a su propia evolución vegetal. No solo almacenan agua en sus tejidos o han desarrollado espinas para evitar ser devorados: también y con el paso de los milenios, han engrosado su piel o dispuesto una lana vegetal en torno a sus espinas para protegerse del sol. ¿Son o no sorprendentes?
Así que ya sea por practicidad, por su diversidad de formas o, simplemente, porque nos apetece disfrutarlos conviene saber en profundidad los cuidados de los cactus. Una manera de atenderlos como demandan pero, sobre todo, de sacarle todo el partido a su singularidad.
CÓMO CUIDAR CACTUS: 4 ASPECTOS FUNDAMENTALES
Como decíamos, cómo cuidar un cactus no entraña una gran dificultad. Sin embargo y al margen de conocer en detalle qué necesitan, hay otro aspecto que no podemos pasar por alto. Aunque la mayor parte de ellos tiene necesidades similares, es fundamental conocer las específicas de cada cactus para evitarnos disgustos. Nos referimos, fundamentalmente, a tres de sus exigencias más importantes: la luz que demandan, el riego que necesitan y las temperaturas que son capaces de soportar. Una razón de peso para investigar qué tipo tenemos entre manos y obrar en consecuencia, tal y como recomienda nuestra compañera Cristina en este vídeo sobre tipos y cuidados de los cactus.
Precisamente por este detalle, evitar tratarlos por igual, y aunque resulte sorprendente, en esta lista de cuidados del cactus no vamos a ahondar en la temperatura. ¿La razón? Si bien la mayor parte de los cactus agradecen temperaturas cálidas y tienen problemas de supervivencia por debajo de los siete grados, no podemos generalizar. Hay cactus que toleran el frío e, incluso, la heladas; por lo que, nuevamente, volvemos a la casilla de salida: nada como saber las características de cada especia para tratarla como necesita.
Hecha esta puntualización, veamos a fondo qué necesitan en líneas generales estas plantas para vivir y crecer. Eso sí: no son aptas para impacientes. Salvo honrosas excepciones, como la Euphorbia o el Ripsalis, se toman su tiempo para desarrollarse.
1. La ubicación, siempre luminosa
Es uno de los cuidados del cactus más importantes para su bienestar. Todos ellos, independientemente del tipo, necesitan una buena dosis diaria de luz. Y aquí tendremos que saber exactamente qué demanda el tipo que tengamos, ya que mientras algunos necesitan sol directo otros no lo toleran.
Al margen de conocer a fondo las exigencias de la planta que tengamos, hay una forma de hacerse una idea de la tolerancia y necesidad de sol que pueda tener un cactus. Si cuenta con un buen número de espinas y, además, son fuertes; o si tiene las vellosidades tan características de esta familia botánica es más que probable que tolere sin inconvenientes estar a pleno sol. Sin embargo, si carece de espinas, es recomendable encontrarle una ubicación luminosa pero sin sol directo.
2. El espacio de plantado, uno de los cuidados del cactus más importantes
¡Es vital! Basta con pensar en dos de sus características para hacernos una idea de cómo debe ser el suelo en el que crezcan. La primera: que, de forma natural, viven en los ambientes más hostiles de la tierra. Pero no es lo único que nos da una pista importante: el hecho de que almacenen agua y no toleren los excesos supone una auténtica guía de cuál de todos los tipos de sustratos para plantas es el ideal para ellos.

Para ellos, lo ideal es elegir un sustrato específico para cactus y crasas. Una mezcla especialmente diseñada para facilitar la evacuación del agua sobrante de riego y evitar, así, que las raíces puedan pudrirse. Pero no es la única función de este tipo de tierra. Es importante saber que los cactus no tienden sus raíces en profundidad. Un mecanismo natural que les permite almacenar el agua y la humedad que llega a la superficie del sustrato. Por ello, la tierra que los alberga tiene otro papel: evitar la compactación del terreno y favorecer, así, la absorción de agua.
Tan importante como el sustrato y sus características es garantizar que nuestra planta tenga un buen drenaje. Algo que podemos conseguir incluyendo en la base de la maceta greda volcánica
3. El riego, escaso y según cada época del año
Regar en exceso o en el momento equivocado son dos los principales motivos por los que los cactus se mueren. Por ello, en líneas generales tendremos que tener dos cosas muy claras: que, con ellos y respecto al riego, menos es más; y, también, que en invierno esta tarea es prácticamente anecdótica. Pero veámoslo en detalle.
La forma ideal para regar un cactus es hacer riegos en profundidad y únicamente cuando el sustrato esté completamente seco. Y no: no vale guiarse por la superficie. Antes de tirar de regadera, es recomendable comprobar que las capas inferiores también lo están.
Respecto a la pauta de riego, tendremos que adecuarla siempre a la estacionalidad. En meses de calor y siempre después de haber comprobado la humedad del sustrato, regaremos una vez a la semana. Con la llegada del otoño, comenzaremos a espaciar esta pauta de riego para que, durante los meses más fríos del invierno, lo detengamos por completo. El principal motivo: nuestra planta estará en pleno reposo vegetativo.
Recuerda algo vital: la suma de frío y humedad ambiental puede ser letal si regamos nuestros cactus.
4. El abonado, una tarea puntual que no podemos olvidar
Existe la falsa creencia de que los cactus no necesitan fertilizantes… y no es exactamente así. Si bien es cierto que crecen en suelos pobres, renovar y aportarles nutrientes es fundamental para el bienestar de nuestras plantas. Tan importante como el cómo es, nuevamente, el cuándo.

Con la llegada de la primavera, nuestro cactus agradecerá una dosis mensual de un abono específico para este tipo de plantas. No solo le ayudará a crecer en su época de desarrollo sino que, además, fomentará la floración: uno de los secretos mejor guardados de los cactus. Además y con la llegada del otoño, no está de más utilizar humus de lombriz para enriquecer el suelo de nuestra planta de forma progresiva.
Y ¿CUÁLES SON LOS CUIDADOS DEL CACTUS EN MACETA?
¡Exactamente los mismos que plantados en suelo!
Si decidimos cultivarlos en contenedores, únicamente tendremos que extremar las precauciones con dos aspectos. El primero: garantizar que el drenaje cumple a la perfección con su función. Y es lógico: plantado en tierra, nuestro cactus puede tener alguna oportunidad de dar esquinazo a un exceso de agua ya que el sustrato alrededor de sus raíces puede perder humedad mojando el que le circunda. Dentro de una maceta, esto es imposible.
E, íntimamente ligado con esto, es fundamental elegir entre los distintos tipos de macetas la más adecuada para este tipo de planta. ¿De cuál hablamos? De las macetas de barro: unos contenedores que, gracias a la porosidad del material con el que están elaboradas, facilitarán la evaporación de humedad y mantendrán frescas las raíces.
Cuatro cuidados sencillos, ya sea en suelo o en maceta, con un único objetivo: disfrutar de estas increíbles plantas, sus colores y formas plenamente.

