Es una de esas plantas que no deja a nadie indiferente. Disfrutar su característico atractivo pasa por conocer los cuidados la orquídea Paphiopedilum en profundidad. Una planta capaz de sorprender por la elegancia y colorido de una floración sumamente singular de la que es imposible retirar la mirada. Es precisamente su forma lo que ha propiciado que esta variedad de orquídea se conozca popularmente como sandalia de Venus o zapatilla de dama.
Bajo el nombre Paphiopedilum se engloban cerca más de 70 especies que crecen de forma natural en el Sudeste asiático, Indonesia, Papúa-Nueva Guinea o islas del Pacífico. En todos esos lugares, de carácter tropical, las Paphiopedilum son fundamentalmente orquídeas terrestres. Y su desarrollo no puede ser más singular: a través de tallos rastreros que crecen de forma horizontal y que, además, tienen la peculiaridad de no tener pseudobulbos. Otro detalle más para pararnos a descubrir, de entre los distintos tipos de orquídeas, a una de las más fascinantes de esta familia botánica y de las más protegidas a nivel internacional.
Una planta imprescindible en cualquier colección de orquídeas que se precie.
- CUÁLES SON LOS CUIDADOS DE LA ORQUÍDEA PAPHIOPEDILUM
- 1. Iluminación indirecta, el punto de partida
- 2. Suelo ligeramente distinto al común de estas plantas, fundamental en los cuidados de la orquídea Paphiopedilum
- 3. Riego regular, otra diferencia notable con respecto a otras orquídeas
- 4. Una temperatura en función de la variedad, un aspecto que debemos investigar
- 5. Abonado regular, otra clave para su desarrollo
- 6. Humedad ambiental, otro detalle en los cuidados de la orquídea Paphiopedilum
- 7. Trasplante regular, la última de las tareas
CUÁLES SON LOS CUIDADOS DE LA ORQUÍDEA PAPHIOPEDILUM
Solo unas líneas arriba mencionábamos el término protegidas, y merece la pena conocer esto a fondo. A día de hoy, la presencia natural de las orquídeas Paphiopedilum en sus hábitats de origen es escasa. Por un lado, porque los ecosistemas en los que crece desaparecen ante el paso implacable del ser humano. Por otro y fundamentalmente, porque la fascinación por ella propició una recolecta masiva que ha puesto la supervivencia de la especie contra las cuerdas. A día de hoy, todos los miembros de este género están contemplados en el Convenio Internacional de Especies en Peligro de Extinción.
¿Y cómo es posible, entonces, cultivarla? Sencillo: gracias a los más de 23.000 híbridos de estas plantas que, según la American Orchid Society, existen en el mundo. Un número aplastante que refleja, en gran medida, la fascinación por unas plantas que no dejan a nadie indiferente. Añadido, el hecho de disfrutar de ella de forma híbrida cuenta con otro aspecto sumamente interesante: los cuidados de las orquídeas Paphiopedilum de estas características son mucho más sencillos. La cosa llega a tal punto que podría ser perfecta incluso para principiantes que se inician en cuidar plantas, o para aquellas personas que descartan disfrutar de las orquídeas por considerarlas complicadas.
Sea cuál sea el motivo, veamos en detalle qué demanda esta belleza natural para estar en perfecto estado. Una planta que, más allá de su espectacular floración de larga duración, conviene conocer. No solo pueden medir hasta 80 centímetros de altura: además, su principal característica son las hojas alargadas de color verde liso o moteado.
1. Iluminación indirecta, el punto de partida
Saber cuál es la luz más adecuada para las orquídeas suele ser nuestra principal preocupación en el cultivo de estas plantas. Y es lógico: no solo incide directamente en su bienestar o su desarrollo sino que, además, es fundamental para su floración.
A diferencia de otras orquídeas, la Paphiopedilum puede vivir en condiciones de luz bajas. Sin embargo, tengámoslo claro: no es su ambiente ideal. Para poder crecer en condiciones, lo ideal es un espacio con buena iluminación siempre de carácter indirecto. Si las hojas tocan el sol, corren el riesgo de quemarse.
2. Suelo ligeramente distinto al común de estas plantas, fundamental en los cuidados de la orquídea Paphiopedilum
Como decíamos, es una orquídea terrestre. Una característica que nos da una pista sobre uno de sus cuidados: el tipo de suelo en el que crece.

A diferencia de otras plantas de esta misma familia, la Paphiopedilum necesita algo más que sustrato para orquídeas. Y la razón es sencilla: dado que carece de pseudobulbos, no tiene capacidad de almacenar agua. Algo que tendremos que procurarle en la mezcla de sustrato, usando además de la corteza de pino otras enmiendas como la perlita o la fibra de coco.
3. Riego regular, otra diferencia notable con respecto a otras orquídeas
Sorprendente ¡pero cierto! E íntimamente ligado con el cuidado anterior. Habitualmente cuando nos iniciamos en el cultivo de estas plantas solemos descubrir el peligro del exceso de riego en las orquídeas de la peor forma: perdiendo alguna de nuestras bellezas por un ataque de hongos. Es más: la mayor parte de las orquídeas toleran sin inconveniente pasar cierta sed. Pero no: el caso de la sandalia de Venus es ligeramente distinto. Para empezar porque esta maravillosa planta no realiza el conocido descanso vegetativo. Algo que nos obliga a regar de forma regular durante todo el año.
Como el resto de plantas de esta familia botánica, no tolera el encharcamiento. Sin embargo, su pauta de riego es mucho más regular que en el caso de sus congéneres ya que, como decíamos, no tiene capacidad por sí misma de guardar agua con la que mantenerse hidratada. Por ello, lo ideal es mantener el sustrato siempre mínimamente húmedo.
Y dos consejos más. Para empezar, no sobra mimar el tipo de agua, y utilizar o bien agua destilada o agua de lluvia para su riego. Y tan importante como esto es elegir correctamente de entre los tipos de macetas la adecuada para este tipo de orquídea. Si buscamos que retenga la humedad, la respuesta es sencilla: se sentirá cómoda en macetas de barro que transpiren el exceso de agua.
4. Una temperatura en función de la variedad, un aspecto que debemos investigar
Por lo diverso de su distribución geográfica, los distintos tipos de orquídea Paphiopedilum tienen necesidades muy diferentes en lo que respecta a la temperatura. Es más: muchas de ellas, caracterizadas por hojas de color verde uniforme y brillante, toleran y necesitan temperaturas frescas. ¿A qué hace alusión exactamente este término? A que pueden estar incluso a siete grados durante las noches. Sin embargo, cuidado con el calor: por encima de 18 grados tendremos que aumentar la pauta de riego.
Sin embargo, hay un segundo grupo de orquídeas Paphiopedilum: aquellas de hojas jaspeadas. En esta categoría, encontramos plantas que demandan entre 12 y 20 grados de mínima, y que soportan entre 18 y 25 grado de máxima.
¿Cómo saber qué necesita la nuestra? Sencillo: conociendo en detalle su procedencia.
5. Abonado regular, otra clave para su desarrollo
Una de las características de estas orquídeas es que son de crecimiento lento. Una razón de peso para fomentar su desarrollo utilizando un abono diseñado para orquídeas, pero con sumo cuidado. Un exceso de fertilización no será bien recibido por la planta.

Por ello, hay que abonar con cautela y hacerlo únicamente en periodo de desarrollo. Una época que comienza con la primera, y durante la que tendremos que aplicar una dosis mensual de abono líquido como parte del agua de riego hasta el comienzo del verano.
6. Humedad ambiental, otro detalle en los cuidados de la orquídea Paphiopedilum
Recordemos que procede de climas tropicales, por lo que contar con un cierto grado de humedad ambiental es fundamental para ella. A diferencia de otras orquídeas, se conforma con rangos en torno al 70% aunque durante los meses de calor tendremos que aumentarlo para paliar la deshidratación ambiental.
Lograr esta humedad pasa por usar un humidificador, crearle una atmósfera húmeda con el truco del plato inferior con agua siempre separado de la base de la maceta o, incluso, colocando cuencos con agua sobre los radiadores en meses de invierno.
7. Trasplante regular, la última de las tareas
Recordemos que el suelo en el que viven es peculiar y que, como sucede con muchas otras plantas, el adelgazamiento del mismo puede ahogar las raíces. Pero no es el único motivo para que nos planteemos trasplantar nuestra orquídea cada máximo dos años. Dado que es de carácter terrestre, se alimenta de los nutrientes que encuentra en el sustrato. Un buen motivo para cumplir con esta labor de forma rutinaria.
Y sí: enamorarse de la orquídea Paphiopedilum es simplemente inevitable. No solo por sus sencillos cuidados o su singular belleza: también porque tenerla es disfrutar de una extraordinaria rareza de la naturaleza.


