El golpe de calor en un perro es una de las principales amenazas de los meses de verano para nuestros canes. Lejos de ser una dolencia pasajera, lo cierto es que puede comprometer la salud de nuestro animal hasta el punto de poner en peligro su vida. Una razón de peso para saber cómo prevenirlo pero, también, cómo identificarlo para poder actuar cómo tu animal necesita. Y es que, aunque pienses que es algo que «nunca te va a pasar», es mucho más habitual de lo que parece.
Solemos pensar que un golpe de calor en un perro se da, únicamente, cuando dejamos a nuestro animal en un espacio cálido y sin ventilación. Pero la realidad es bien distinta, ya que no es el único escenario en el que puede producirse este aumento de temperatura corporal. Basta con investigar un poco si los perros sudan para comprender que, por su morfología, los perros no regulan el calor de la forma que lo hacemos los humanos. Y, aunque saber esta peculiaridad nos pueda resultar algo anecdótico, nada más lejos de la realidad. Saberlo es clave para prevenir que nuestro animal pueda sufrirlo.
Así que conozcamos a fondo por qué se produce un golpe de calor en un perro pero, sobre todo, cómo debemos evitar que suceda.
- ¿POR QUÉ SE PUEDE DAR UN GOLPE DE CALOR EN UN PERRO?
- 1. Altas temperaturas y humedad ambiental, el motivo más lógico para que se dé un golpe de calor en un perro
- 2. Habitáculos reducidos y mal ventilados, sumamente peligrosos con calor
- 3. Falta de agua o sombra
- 4. Ejercicio físico, un gesto saludable que se nos puede volver en contra
- 5. Animales con características especiales, algo a valorar
- SÍNTOMAS DEL GOLPE DE CALOR EN PERROS
- 1. Jadeo excesivo y acelerado
- 2. Dificultades para moverse, pérdida del equilibrio o temblores
- 3. Sed extrema, a veces acompañada de vómitos
- 4. Coloración azulada en mucosas y encías
- 5. Pérdida de conciencia, diarrea y sangrados
- ¿Y QUÉ HACER SI SUCEDE?
¿POR QUÉ SE PUEDE DAR UN GOLPE DE CALOR EN UN PERRO?
Empecemos dejando algo claro: perro y calor no son una buena asociación.
A diferencia de los humanos, los perros carecen de glándulas sudoríparas en su cuerpo ya que éste está cubierto de su característico manto de pelo. Aunque se valen fundamentalmente de la trufa de la nariz y de las almohadillas para controlar su temperatura, y del jadeo; estos mecanismos no son suficientes en según qué ambientes y especialmente en meses de calor. Un buen motivo para que nuestro perro adopte comportamientos peculiares, como tumbarse con la tripa contra un suelo fresco o, por más voraz que sea, estar inapetente. Algo que resulta terriblemente familiar para quienes entonan el clásico «mi perro no come en verano» y no saben cómo subsanarlo.
Comprendida la peligrosa relación entre perro y calor, es momento de entender en qué situaciones hemos de ser especialmente cautos para velar por la salud de nuestro animal. Y es que, aunque no lo parezca, el golpe de calor en un perro es evitable en la gran mayoría de ocasiones.
1. Altas temperaturas y humedad ambiental, el motivo más lógico para que se dé un golpe de calor en un perro
Pensamos que solo el calor ¡pero no! La suma de calor y un alto porcentaje de humedad ambiental es sumamente peligrosa: ésta última impide que nuestro can respire correctamente.
2. Habitáculos reducidos y mal ventilados, sumamente peligrosos con calor
Y no hablamos de dejar a nuestro perro dentro del coche en verano ¡que no puede hacerse ni tan siquiera por un simple minuto! Nos referimos a otros espacios que creemos que son seguros, y que pueden condensar calor.

Aunque una habitación cerrada y sin ventilación es lo primero que podría venirnos a la cabeza, hay otros escenarios que quizás se nos escapen y que debemos contemplar. Si investigas cómo viajar en avión con perro o si vas a transportar a tu perro incluso en el coche contigo, es fundamental saber cómo elegir un transportín de perro correctamente. Por increíble que pueda parecer, una falta de espacio y una mala circulación de aire en este habitáculo son muchas veces los motivos que desencadenan un golpe de calor en un perro.
Ojo: un golpe de calor en un perro también puede desencadenarse por viajar con mucho calor y sin aire acondicionado dentro del coche; pero, también, si bloqueamos los respiraderos del transportín con nuestro equipaje.
3. Falta de agua o sombra
Dos clásicos de la ecuación perro y calor. Fundamental evitar que nuestro perro reciba más sol directo de la cuenta o no tenga agua fresca a su alcance. Y no hablamos únicamente a su cuenco de agua dentro de casa: nos referimos, también, a contemplar un bebedero portátil como accesorio imprescindible de cualquier desplazamiento con él aunque se trate de un simple paseo.
Si nuestro animal está en exterior, tendremos que garantizar que tenga un espacio de sombra en el que pueda tumbarse pero, también, tener agua fresca a su disposición en todo momento.

4. Ejercicio físico, un gesto saludable que se nos puede volver en contra
El ejercicio para perros es fundamental para su salud física y emocional. Y, si bien esta afirmación es apta para casi todos los meses del año, la excepción es el verano. La suma entre ejercicio y calor es el caldo de cultivo ideal para que se desencadene un golpe de calor en un perro. Por ello y durante el verano, conviene evitar las horas centrales del día para realizarlo; e, incluso, plantearnos bajar la intensidad física de las actividades que realicemos con nuestro peludo.
5. Animales con características especiales, algo a valorar
¿Qué queremos decir con esto? Pues que, incluso en lo que respecta al golpe de calor en un perro, existe lo que podríamos llamar un grupo de riesgo. En él estarían determinados perfiles bien definidos de canes. Cachorros, perros obesos o ancianos encabezan el ranking. Pero también hemos de considerar a aquellos que tengan dolencias respiratorias o cardiacas; así como a perros de razas braquicéfalas, como el bóxer o el bulldog.
SÍNTOMAS DEL GOLPE DE CALOR EN PERROS
Comprendido por qué sucede un golpe de calor en un perro es momento de saber identificarlo.
Si en condiciones normales observar a nuestro animal forma parte de nuestro papel de dueños responsables, podríamos afirmar que en meses de verano lo es todavía más. Será nuestro animal el que, con su comportamiento, nos indique que está sufriendo un aumento de temperatura. Y sí: los síntomas son fáciles de reconocer.
1. Jadeo excesivo y acelerado
Mediante el jadeo, nuestro perro trata de equilibrar su temperatura. Por eso y más que tratarlo como algo aislado, tendremos que fijarnos también en cómo respira. Si lo hace más rápido de lo habitual e incluso de forma forzada, es probable que esté sufriendo un golpe de calor.
Además de jadear y respirar como indicamos, suele haber otro síntoma más a contemplar: ambas cosas suelen ir acompañadas de un exceso de salivación espumosa.
2. Dificultades para moverse, pérdida del equilibrio o temblores
Un golpe de calor en un perro es, básicamente, una pérdida importante de azucares y sales en su organismo. Como consecuencia directa de ello, es probable que nuestro perro no se mueva como es habitual o que, al incorporarse, esté inestable o tiemble.
3. Sed extrema, a veces acompañada de vómitos
Consecuencia directa de la deshidratación y pérdida de minerales que mencionábamos.
4. Coloración azulada en mucosas y encías
Una consecuencia directa de la falta de oxígeno en sangre.
5. Pérdida de conciencia, diarrea y sangrados
Antes de llegar a este punto está claro que ya tendríamos que estar en el veterinario. Pero es importante saber que estos tres síntomas son manifestaciones severas de un golpe de calor en un perro. Tanto que son un claro indicio de que su vida corre peligro.
¿Y QUÉ HACER SI SUCEDE?
Los pasos a seguir en el tratamiento de un golpe de calor en un perro deben estar en esa lista primeros auxilios para perro que, en muchas ocasiones, desconocemos. Y, tan importante como saber reaccionar y poner en práctica las siguientes indicaciones, no lo dudes: llama a un veterinario para informarle de lo sucedido mientras tratas de reponer a tu animal. Si el perro ha perdido la conciencia, esa misma llamada será únicamente para avisar de que vas en camino hacia su clínica.
El punto de partida es tratar de estabilizar a nuestro animal. Algo que podemos conseguir colocándolo en un lugar fresco y ayudándole a reponer la hidratación. Le ofreceremos agua fresca sin obligarle a beberla y sin permitirle que lo haga rápidamente: puede provocarle vómitos.
Mientras le hidratamos, es recomendable mojar sus almohadillas con agua fresca y humedecerle la tripa. Y recuerda: agua fresca. El agua fría no es buena idea.
Una vez estabilizado, nada como visitar a un veterinario. Solo un profesional podrá evaluar el impacto que ese aumento de temperatura ha tenido en nuestro animal. Un aumento de la temperatura puede provocar fallos orgánicos importantes y daños irreversibles en riñones, pulmones y corazón. Un buen motivo para que dejemos en manos de un facultativo hacerle un chequeo a nuestro animal y descartar cualquier complicación.
Y recuerda: en la gran mayoría de ocasiones, está en nuestra mano evitar un golpe de calor en un perro. Y no hay mejor manera de evitar este susto ¡y disgusto! que cuidando todavía más de él cuando aprieta el termómetro.



