Se acerca una de las fechas más señaladas del año y, con ella, esa pregunta que se plantea habitualmente: ¿qué regalar el Día del Padre? Una duda que puede traernos algún que otro quebradero de cabeza como es lógico dada la celebración. Sorprender a papá, honrar su día con algo especial y que sea una muestra de lo importante que es.
Está claro que si el destinatario de nuestro regalo es amante de la jardinería, lo tenemos algo más fácil. Y todavía más si, a pesar de esta pasión, nos animamos a sorprenderle con una de las plantas que más pasiones levanta: el bonsái.
Un maravilloso compañero vegetal para iniciarse en uno de los artes milenarios por excelencia. Si todavía dudas de que es el regalo ideal, hoy nos hemos propuesto darte unos cuantos motivos para convencerte de que es el presente ideal para el Día del Padre.
CUATRO MOTIVOS PARA REGALAR UN BONSÁI
Los motivos para regalar un bonsái el Día del Padre son extensos y variados; y una auténtica combinación de razones reales relacionadas con la jardinería pero, también, de otras muchas de carácter emocional.
Una suma de aspectos que completan la experiencia de tener un bonsái y disfrutar de su belleza natural.
Una planta ideal para el relax y la tranquilidad
Es, quizás, una de las bases del arte del bonsái. Al igual que otras muchas plantas, su cultivo incita e invita a un auténtico estado de calma y desconexión. Algo que forma parte (desde los inicios de su cultivo) del protocolo de podar, recortar e incluso trasplantar. Pero vamos un paso más allá: el cultivo del bonsái cuenta con propiedades terapéuticas, ya que se trata de una planta que requiere algo de tiempo pero, sobre todo, tranquilidad en su cultivo.
Una planta con una simbología propia
Al igual que sucede con la gran mayoría de plantas y flores, el bonsái también tiene su propio significado. Por un lado, simboliza eternidad (un aspecto que se ha acuñado a lo largo de los siglos y, en gran medida, por su carácter primigenio de ocupación de los monjes chinos que practicaban el zen, para quienes los árboles tenían un valor espiritual y religioso).
De manera lógica, otro de los valores asociados al bonsái es la vida eterna, la felicidad y la sabiduría. Un significado implícito que, sin saberlo, forma parte del hecho de regalar un bonsái.
El bonsái es sencillo de cultivar
Es uno de los mitos habituales que existen en torno a los bonsáis: que son difíciles de cultivar y nos complican la vida. Lejos de ello, lo cierto es que los cuidados del bonsái son mucho más sencillos de lo que parecen y pasan, únicamente, por conocerlos (como vimos en este otro post). Y no, no hace falta ser un jardinero experimentado para disfrutar de ellos.
En líneas generales, el bonsái solo nos demandará un riego constante, buena luz y mejor ventilación. Y, una vez al año y según la especie, un trasplante y la consiguiente poda (una manera ideal de dar forma al bonsái, buscando ensalzar la belleza natural de la planta).
Belleza natural y viva
Más allá de lo que es en sí un bonsái (un árbol cultivado al que, con poda y cuidados, conseguimos un tamaño miniatura), lo cierto es que el arte que le pongamos a la belleza natural de la planta también incidirá en disfrutarlo todavía más. Además, hemos de tener en cuenta que como buen ser vivo irá cambiando con el paso del tiempo e, incluso, de las estaciones.
Algo que nos da la oportunidad de disfrutar de su cambiante hermosura y, sobre todo, de interceder en ella. Es más: según la especie de bonsái y con los cuidados adecuados, podemos incluso verlos dar fruto (como puede pasar con los bonsáis de manzano o ciruelo). Y no nos equivoquemos: esta satisfacción bien merece todo el trabajo y tiempo que le dediquemos.
Y tú ¿tienes algún otro motivo para regalar un bonsái? ¡Cuéntanoslo!
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