El final del verano es ya una evidencia y llega el momento de acondicionar nuestra naturaleza para el frío. Una tarea en la que tenemos que planificar los cuidados del césped en otoño ya que, supondrán salvaguardar nuestro manto verde para que soporte las embestidas frías del invierno y vuelva a lucir en perfecto estado en la próxima primavera.
Se trata de sencillas labores de mantenimiento que, lejos de tener un objetivo únicamente estético, persiguen fundamentalmente otro: cuidar de la salud del césped. Algo que revertirá en su belleza y que tiene en otoño su momento crucial; hay que tener en cuenta que tras el verano, y como planta viva que es, el césped está muy castigado tanto por la climatología (el exceso de calor) como por el hombre (las constantes siegas e, incluso, el pisado al que lo sometemos).
Por estos motivos, los cuidados del césped en otoño serán cruciales para que durante estos meses de transición al frío se recupere y se nutra.
OXIGENAR Y ABONAR, DOS CUIDADOS DEL CÉSPED EN OTOÑO VITALES
Para empezar a preparar nuestro verde para el invierno tendremos que comenzar permitiendo que se oxigene. Algo para lo que retirar las hojas que hayan caído de los árboles es una tarea fundamental. Eliminando este manto natura, propio del otoño, estaremos aportándole la capacidad de respirar mejor y de recibir más luz en esta estación. Para ello, podemos optar por un rastrillo o bien plantearnos escarificar el césped con una herramienta específica para ello.
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Si optamos por oxigenar el suelo, lo ideal es valernos de un cepillo escarificador que gracias a sus cuchillas (que penetran en torno a 3 centímetros en el suelo) elimine las hojas secas, los musgos y la podredumbre que se hayan podido crear entre las hojas del césped.
Además de esta tarea, tendremos que plantearnos airear el césped. Una labor que implica realizar pequeñas incisiones verticales en el terreno de entre 7 y 10 centímetros. Gracias a ellas el oxígeno llegará hasta las raíces del césped permitiéndolas tomar más nutrientes. Además, el aireado es la mejor manera de romper la compactación del terreno en un momento del año que tiende precisamente a endurecerlo. Es importante entender que el agua invernal y el frío apelmazan el terreno por lo que si antes de ese momento el suelo está más suelto, nuestro césped vivirá mejor ya que podrá absorber con más facilidad de la tierra suelta que de la tierra compacta.
Y más allá de estos beneficios, la última gran ventaja del aireado está íntimamente ligada a una de las tareas fundamentales de esta época. Gracias a esos pequeños agujeros en el terreno, el fertilizante que apliquemos en esta época del año penetrará y nutrirá mejor las raíces del césped. El otoño es el momento ideal para abonar el césped ya que, aunque esta planta como las demás detiene su crecimiento vegetativo con el frío, continúa creciendo hacia abajo. Mediante el abono que le apliquemos en este momento estaremos dándole a las raíces el alimento que necesitan tanto para crecer en profundidad durante los meses de frío, como para rebrotar correctamente la próxima primavera.
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Para este abonado es importante utilizar uno de lenta liberación que irá penetrando en el verde de manera progresiva. Al estar mezclado con el sustrato nuevo hará que la cobertura sea mejor y la ración de nutrientes mayor (a esta suma se le llama recebado). Un consejo: dado que la intención de esta mezcla es que sea absorbida, nunca tendrá que cubrir el césped por completo sino que tendrá que ser, únicamente, una ligera capa sobre él.
ÚLTIMO PASO: RESEMBRAR Y ELIMINAR LAS MALAS HIERBAS
Con el terreno preparado y saneado, es también momento de prestarle atención a los estragos causados por el verano. En ocasiones, en esta época del año nuestro césped presenta calvas o zonas de menor densidad de hierba; muchas veces por una mala planificación de los sistemas de riego (por ejemplo, un vacío entre aspersores) y, muchas otras, simplemente porque una zona determinada ha sido más castigada que otra por el sol.
Lo ideal es que optemos por césped repoblador de alta germinación; es decir, por un combinado de semillas de césped especialmente preparadas para que en un plazo breve de tiempo crezcan y tupan. Esta premura se debe a la necesidad de hacarlo antes de que llegue el frío para que la repoblación tenga éxito. De ahí, que en caso de tener calvas en el césped tengamos que aprovechar el otoño y sus temperaturas todavía medias para que nos dé tiempo a hacerlo.
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Más allá de extender una capa gruesa de este césped repoblador sobre la zona afectada y compactarlo ligeramente, tendremos que regar de manera abundante durante al menos dos semanas (día sí, día no) para que enraíce correctamente. Es muy importante que este riego aproveche las buenas temperaturas medias del otoño, ya que de comenzar a bajar el termómetro tendremos que detenerlo.
Por último, y antes de permitir que nuestro jardín repose con el frío, es fundamental eliminar las malas hierbas ya que, en los meses de invierno, supondrán ladrones de energía y nutrientes para nuestro césped. Más allá de arrancarlas de raíz, en esta época del año no está de más aplicar un herbicida específico para evitar que rebroten en primavera. Esta labor también ha de realizarse ahora, ya que la efectividad de estos compuestos está ligada a la temperatura: para que sean efectivos, el día ha de contar con al menos 15 grados.
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Y una vez completadas todas estos cuidados del césped en otoño, tan solo nos queda disfrutar del invierno y esperar a que la próxima primavera comience a despertar con belleza y salud.
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