El pez Betta es uno de los moradores favoritos de las peceras de los amantes de la acuariofilia por su increíble colorido y su particular personalidad. Sin duda, es difícil resistirse a la espectacularidad de su avance y a ese carácter fuerte que hace que se le denomine Guerrero de Siam. Y es que tanto su nombre como su sobrenombre proceden precisamente de un antiguo clan de guerreros existente en el país de origen de estos peces, Tailandia.
Más allá de su increíble presencia en el acuario, lo que más llama la atención del pez Betta es su fortaleza y capacidad de adaptación al medio. Y es que esta especie acuática ha sobrevivido a lo largo de la historia habitando lugares tan singulares como charcos o rodadas de los carros de los arrozales de su país originario. Algo que les ha hecho, incluso, desarrollar la capacidad de respirar oxígeno directamente del aire mediante sus branquias.
¿Te estás planteando incluir esta especie en tu acuario? Descubramos, entonces, un poco más de los cuidados del pez Betta pero, sobre todo, de las precauciones que hemos de contemplar para su bienestar dentro de nuestro ecosistema acuático personal.
CUIDADOS DEL PEZ BETTA
Comencemos por conocer el hábitat que demanda un pez Betta para vivir saludablemente. Dado que están acostumbrados a espacios reducidos de agua, es habitual verlos en betteras: pequeños recipientes de agua. Algo que nos da una pista de que este tipo de pez, acostumbrado a aguas poco profundas, vive mejor en acuarios pequeños también por una cuestión de presión sobre su cuerpo: cuanto mayor sea la masa de agua del acuario, más presión sobre el pez.

Además de la cantidad de agua, hay tres aspectos fundamentales que controlar en lo que a ella respecta. Por un lado, la temperatura. El pez Betta es un pez tropical por lo que demandará una temperatura estable en torno a los 26 grados. Hay que tener en cuenta que si lo sometemos a temperaturas inferiores a los 22, nuestro pez enfermará irremediablemente por lo que contar con un buen calefactor del agua es básico para su supervivencia.
Por otro lado y siempre pensando en su estado ideal, tendremos que mantener un pH en el acuario neutro o, en su defecto, ligeramente ácido en torno al 6,5 máximo. Lo ideal es que mantengamos el agua limpia de manera regular, y para ello nada como cambiar únicamente un tercio del total del acuario cada cuatro o cinco días. De esta manera, mantendremos los parámetros idóneos del agua sin generarle un cambio demasiado brusco al pez Betta. Añadido, tendremos que contar siempre con un kit medidor de niveles del agua para ir controlando regularmente que está dentro de lo que esta especie necesita para vivir.
Por último en lo que respecta al agua, tenemos que eliminar cualquier presencia de cloro en ella. Y es que este elemento es letal para el bienestar del Betta, por lo que lo ideal es utilizar un acondicionador que nos ayude a neutralizar este producto químico en el agua.

Hablábamos antes de su carácter y, por sus peculiaridades, es algo a tener en cuenta. El pez Betta no se apoda el guerrero de manera casual, sino que lo es como tal sobre todo con otros machos. Algo que nos obliga a seleccionar cuidadosamente a sus compañeros de acuario, decantándonos por un máximo de tres hembras Betta si queremos unificar especies. En caso de que decidamos que conviva con otro tipo de peces, hemos de tomar la precaución de que no tengan aletas largas y que sean del mismo tamaño que el pez Betta. Esto responde a que si el resto de peces son más grandes que él acabarán comiéndoselo, y en caso de que sean más pequeños será él quien los devorará.

Por ser un pez sumamente inquieto, requiere que sepamos elegir plantas de acuario correctamente y que optemos siempre por plantas naturales. Y decimos esto porque las aletas del pez Betta son sumamente delicadas, por lo que la planta artificial puede dañarlas con los roces. Sucede lo mismo con la decoración que optemos por incluir en el conjunto. Algo que, lejos de ser accesorio, en el caso de este pez es una necesidad: ellos necesitan cuevas y refugios en los que esconderse.
Por último, una precaución que tener en cuenta es que nuestro acuario cuente con una tapa. El Betta es un pez amante de saltar, y en caso de no disponer de ella nos podemos llevar algún que otro disgusto.
Descubre un poco más de ellos, de sus hábitos y necesidades en el acuario, de una manera visual con los consejos de nuestro compañero de Mascotas, Mario.
LA ALIMENTACIÓN DEL PEZ BETTA, CLAVE PARA SU SALUD
Hacemos un capítulo aparte para este aspecto porque es, de hecho, uno de los principales motivos por los que estos peces enferman en los acuarios.
En un estado salvaje, el pez Betta es un pez omnívoro que se alimenta tanto de plantas como de pequeños insectos que viven en ellas. Curiosamente y a pesar de esto, los hábitos alimenticios del Betta le convierten en la realidad en un pez carnívoro que demanda proteína animal para vivir saludablemente. Sin embargo y a pesar de esta necesidad, tendremos que vigilar que su dieta sea estrictamente para esta especie de peces. Algo que se debe a que este pienso específico para ellos cuenta con un máximo del 40% de proteína menor, la cantidad idónea para que estén alimentados de una manera equilibrada.

Además de velar porque esta sea la composición de su dieta, lo ideal también es que pautemos unos horarios de comidas y unas cantidades muy específicas. Sobrealimentar a un pez Betta puede ser fatal para él, ya que su estómago tiene aproximadamente el mismo diámetro que sus ojos. Por esta razón, es importante que observemos su apetito para ir aumentando las cantidades progresivamente si el pez lo demanda. Además y para facilitarle la digestión, lo ideal es que mojemos el pienso en un poquito de agua del acuario antes de administrárselo. De esta manera, se podrá expandir antes de que se lo coma.
Una vez terminada la comida, es importante retirar del acuario todo lo que no coma. De esta manera no solo podremos mantener el agua en un estado óptimo sino que, además, evitaremos esos atracones tan perjudiciales de los que hemos hablado antes.
Y con estos cuidados, tan solo nos queda disfrutar. De su manera de nadar, de la increíble belleza de sus aletas. De ese genio y esa inquietud que les caracteriza.
Solo quien tiene un pez Betta en su acuario sabe de qué hablamos. ¿Te animas a tenerlo en el tuyo?
