Guía de iniciación a la acuariofilia (II)

Guía para iniciarse en la acuariofilia

Si hace unos días veíamos los primeros pasos para iniciarse en la acuariofilia (os recordamos este post con el inicio de la guía), hoy continuamos con tres etapas importantes y necesarias para disfrutar de nuestro acuario.

Ya tenemos el agua preparada y lista para convertirse en hábitat de nuestro pequeño ecosistema. Así que ¡ha llegado el momento de comenzar a disfrutarlo con peces!

Vayamos paso a paso para hacerlo correctamente, desde antes de incluirlos en el acuario hasta mantenerlos correctamente después.

CICLADO DEL ACUARIO E INTRODUCCIÓN DE LOS PRIMEROS PECES

Completada la fase de acondicionado del acuario, es esencial añadir al agua un cultivo de bacterias. Éstas van a depositarse en las superficies del acuario y, sobre todo, en las masas filtrantes del filtro. Gracias a estos microorganismos, vamos a ayudar a que los desechos que produzcan los habitantes del acuario sean degradados y no se acumulen en el agua.

Hay diferentes tipos de cultivos: los más habituales llevan bacterias inactivas, por lo que hay que esperar a que se activen y sean funcionales antes de empezar la introducción de peces. Un tiempo que, en acuarios de tamaño pequeño o mediano, será de entre diez y quince días (y es lo que se denomina ciclado del agua).

Incluir los peces en el acuario es mucho más delicado de lo que parece y debe hacerse de forma escalonada
Incluir los peces en el acuario es mucho más delicado de lo que parece y debe hacerse de forma escalonada

La introducción de peces en el acuario debe realizarse de forma escalonada. Aunque ya estén activas, las bacterias del filtro van a ajustar su población en función de la cantidad de desechos: si se colocan demasiados peces al principio, puede que no haya suficientes bacterias como para limpiar el agua, y la calidad de la misma no va a ser óptima. Como norma general, para un acuario pequeño o mediano, debería comenzarse introduciendo unos cinco peces resistentes de tamaño pequeño.

Después de una semana aproximadamente, es útil realizar algún test al agua, para comprobar que todos los parámetros estén en los límites adecuados. Si fuera así, se puede seguir añadiendo peces, pudiéndose aumentar paulatinamente el número de ellos y la dificultad.

Otra duda muy habitual entre los principiantes es la cantidad total de peces que se pueden mantener en su acuario. Es muy variable, dependiendo de si se habla de un acuario de agua fría o de peces tropicales. Habitualmente se habla de la regla de 10 litros de agua como mínimo para cada pez en el caso de acuarios de agua fría. Sin embargo,  para los tropicales se considera adecuado 1 litro por cada centímetro de pez, aunque esta regla puede transgredirse en función de lo exhaustivo que sea el mantenimiento que se haga en el acuario (a menos ajuste de la regla, más frecuentes tienen que ser los cambios de agua).

ACLIMATACIÓN DE PECES Y ALIMENTACIÓN

Es posible que el agua del nuevo acuario sea bastante diferente al agua de los acuarios en los que los peces han sido adquiridos y, para ellos es muy estresante si este cambio de agua se hace bruscamente. Por esta razón, debemos hacer la introducción de forma pausada, dejando en primer lugar la bolsa cerrada metida en el agua.

Con esto, se consigue que en unos diez minutos la temperatura de la bolsa sea igual a la del acuario. Es el momento de abrir la bolsa, dejándola abierta pero evitando que el agua del acuario se introduzca en ella. Comenzaremos la mezcla de aguas muy lentamente, echando pequeñas cantidades de agua del acuario en el interior de la bolsa, en intervalos de unos cinco minutos. Es conveniente echar como mínimo unos tres chorritos de agua (un cuarto de hora) antes de soltar los peces en el acuario, aunque para peces más delicados se recomienda hacer esto durante cuarenta minutos o una hora.

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Cuando se ha completado esta fase, hay que coger los peces del interior de la bolsa con la ayuda de una red. En ningún caso se echará el agua de la bolsa dentro del acuario, pues está cargada de desechos y sustancias no deseables.

Para alimentar a los peces, hay que tener siempre presente que no sienten saciedad y siempre va a dar la sensación de que se quedan con hambre. Es un grave error sobrealimentarlos, ya que puede producirles multitud de problemas y se pone en riesgo la estabilidad del acuario por un exceso de desechos. Se pueden alimentar una o dos veces al día, echando muy poca cantidad de alimento de tamaño adecuado al tamaño de la boca del pez. Como regla, se puede decir que, si después de dos minutos queda comida flotando o ha caído al fondo, la cantidad es excesiva. En esos casos, habría que eliminar el sobrante, antes de que pueda ocasionar problemas.

LIMPIEZA PERIÓDICA DEL ACUARIO

La actividad de los microorganismos del acuario también produce desechos que, aunque no son demasiado tóxicos para los peces, hay que retirar periódicamente. Esto se hace mediante cambios de agua, preferiblemente de la zona baja del acuario, que es la que más cargada de suciedad va a estar.

Para hacerlo, se pueden utilizar aparatos sifonadores o directamente un tubo, con el que se irá recogiendo el agua desechada en un cubo. Se puede aprovechar el momento de hacer el cambio de agua para limpiar la urna por dentro, usando esponjas, perlón o estropajos suaves que jamás hayan estado en contacto con jabón ni desinfectantes. Una vez se ha terminado el sifonado, hay que restablecer el nivel de agua.

Iniciación a la acuariofilia: limpieza del acuario

 

Para ello, se debe disponer de agua previamente acondicionada a una temperatura similar a la del agua del acuario. Si se añade un agua a diferente temperatura o sin acondicionar, puede estresar a los peces y hacerles susceptibles a enfermedades como el punto blanco. La frecuencia y volumen del cambio de agua puede ser muy variable, pero suelen dar mejores resultados los cambios frecuentes (una vez a la semana, por ejemplo) y de poco volumen de agua (10% del total de la capacidad del acuario o menos).

El filtro también debe limpiarse, aunque hay que tener cuidado para no hacerlo en exceso, pues ahí es donde vive la mayor cantidad de bacterias del acuario. Para acuarios nuevos, puede hacerse una vez al mes, enjuagando levemente las cargas filtrantes con el mismo agua que se extrae del acuario, evitando en todo caso el uso de agua no declorada, muy fría o muy caliente.

En el caso de disponer de carbón activo, debe sustituirse una vez al mes ya que se satura químicamente y no va a recuperar sus propiedades por mucho que se lave. De hecho, es muy habitual que el carbón activo comience a soltar al agua desechos químicos que absorbió en algún momento, por lo que hay que ser bastante estrictos en este sentido.

Como conclusión, se puede decir que la virtud más importante del acuariófilo es la paciencia. Si se respetan los tiempos que necesita el acuario para estabilizarse, no se excede la cantidad de peces recomendada, ni se sobrealimentan y se hace un mantenimiento adecuado y regular, el acuario se convertirá en uno de los elementos más estéticos y relajantes del hogar.

Un precioso ecosistema acuático dispuesto para ser disfrutado

Sobre SoniaSonia Mascotas Blasco, autora de esta guía

Soy licenciada en Ciencias Biológicas con especialidad en Zoología. Me podéis encontrar en la tienda Verdecora Majadahonda y, casi seguro, alrededor de los acuarios (una de mis pasiones). Mis aficiones son las artes marciales, viajar, el senderismo y el buceo.

 

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