Cuando pensamos en un jardín, automáticamente nos viene a la cabeza la idea del espacio verde. Sin embargo, no es la única manera de disfrutar de los valores emocionales del jardín. También podemos decantarnos por las características del jardín zen o jardín seco. Una forma de crear un espacio diferente que, según las filosofías orientales, puede servirnos para conectar con nuestro interior. Y, si no disponemos de un buen espacio para ello, nada como plantearnos hacer un jardín zen en miniatura. Una manera de poder disfrutar de sus bondades en un espacio más que reducido.
Al igual que sucede con los bonsáis, hacer un jardín zen en miniatura también busca recrear la naturaleza en un formato pequeño. Una manera de emularla, evocando en un formato pequeño los elementos claves de la naturaleza: tierra, agua, fuego y madera. Pero, dado que se considera un jardín seco, ¿dónde está el agua? En la arena. En las ondas que dibujemos en ellas, abstrayéndonos del mundanal ruido durante unos segundos.
Una manera genial de tener un elemento decorativo que, además, tenga incluso una función terapéutica. Algo que bien sabe nuestra compañera Eva Busto, de nuestro equipo de visuals. No solo es una gran amante de la meditación sino, también, la autora de este Do It Yourself (DIY) de cómo hacer un jardín zen en miniatura.
PASOS Y ELEMENTOS PARA HACER UN JARDÍN ZEN EN MINIATURA
El objetivo de hacer un jardín zen en miniatura es contar con los cuatro elementos que mencionamos. Una forma de honrar la naturaleza incluso dentro de casa. Aunque existe cierta controversia sobre la presencia del fuego, nos ceñiremos a la tradición de las filosofías orientales. Unas que lo incluyen no solo en algún elemento que esté en combustión, como puede ser una vela o una varita de incienso. Para ellos, la arena también puede ser el símbolo del fuego.
Comprendido el plano trascendente, veamos cómo hacer un jardín zen en miniatura paso a paso. Una manualidad que no entraña ninguna dificultad y que, además, puede hacerse en apenas unos minutos. Algo genial si tenemos en cuenta que, más allá de sus valores filosóficos, puede ser un elemento decorativo precioso para cualquier espacio. Una manera de cambiar el aspecto de un espacio de manera sencilla y, sobre todo, rápida.

En esta propuesta, nuestra compañera Eva ha querido añadir una nota personal. Algo conseguido gracias a la presencia de claveles de aire: una planta aérea y preciosa, que demanda un mantenimiento muy bajo. Si vivimos en un clima húmedo, no tendremos que preocuparnos por ella. Si vivimos en un clima seco, tendremos que pulverizarlas con agua cada cierto tiempo. Tampoco está de más que, cada cierto tiempo, utilicemos un pulverizador específico como parte de los cuidados de estas plantas carnívoras que se alimentan también de insectos que mueren sobre sus hojas.
Un guiño a la naturaleza que, si bien no es puramente zen, completa el conjunto de este jardín en miniatura.
Materiales para hacer un jardín zen en miniatura
- Dos bandejas cuadradas de madera, una grande y otra más pequeña
- Un bote de arena blanca
- Un bote de piedra marrón
- Un porta incienso Shiva con forma de nenúfar
- Tres claveles de aire (Tillandsias)
Pasos para hacer un jardín zen en miniatura
Comenzaremos preparando las bandejas. Nuestra compañera Eva propone contar con dos para crear un juego de volúmenes en el interior del mismo. Al contar con una de pequeña dimensiones, podemos crear un área visualmente más elevada. Además, gracias a esta disposición, el conjunto será más ordenado.
Empezaremos a rellenar los espacios con algunos de los elementos clave. En la bandeja pequeña, incluiremos las piedras. Una manera de simular la tierra que, además y por sus formas, le dará movimiento al conjunto del jardín miniatura. El espacio sobrante de la bandeja grande lo rellenaremos con arena blanca. Lo ideal es que esta no cubra el borde de la bandeja pequeña para no romper con esa segunda altura que queremos crear.
Con la base para hacer un jardín zen en miniatura lista, pasamos a la decoración. Para continuar con el esquema de volúmenes, lo ideal es colocar el porta inciensos en la esquina opuesta a la bandeja pequeña. De esta manera, el conjunto no quedará cargado visualmente ya que todos los elementos de gran tamaño estarán ocupando el espacio posterior del jardín zen miniatura. Una forma de dejar libre la parte anterior. Una disposición estética ideal para no sobrecargar el conjunto.
Para colocar las plantas aéreas, nuestra compañera Eva se ha decantado por la esquina delantera. Así, además de liberar a nivel óptico el espacio, lograremos tener un foco de color.
Para terminar y con vistas a hacer el conjunto más armonioso, Eva ha añadido un par de piedras en paralelo con los claveles de aire. Una forma de crear otro punto de atención.
¡El resultado no puede ser ni más sugerente ni más atractivo! Y además demuestra algo más: que, más allá de hacer un jardín zen en miniatura según los cánones clásicos, podemos ponerle nuestro acento personal.
¿Te animas a tener uno en tu casa?





