Consejos para presentar un bebé a un perro

Consejos para presentar un bebé a un perro

La llegada de un nuevo miembro a la familia siempre es un motivo de alegría pero, también, de nerviosismo. A los preparativos habituales, en algunos hogares se les suma una preocupación: cómo presentar un bebé a un perro. Cómo hacer que ese animal que ya vivía con nosotros antes de la llegada del retoño sepa llevar bien la nueva situación. Y es que un bebé implica un cambio absoluto. De rutinas, de atención e, incluso, de la banda sonora de un hogar. Una nueva presencia más que deseada para los humanos pero que es, a priori, menos comprensible para los perros.

Hacer que nuestro compañero animal comprenda que nuestro retoño es un nuevo habitante es cuestión de pautas y paciencia. Una tarea más sencilla de lo que parece y que debemos planificar con tiempo. Y es que, por increíble que parezca, presentar un bebé a un perro sucede desde antes incluso de su nacimiento. Una época que tendremos que aprovechar, también, para hacerle entender a nuestro can que algo está cambiando en casa.

Una forma, también, de hacerle comprender que la llegada de ese nuevo habitante menudo no es un inconveniente para la convivencia. Una labor en la que, como en la crianza de un bebé, tendremos que utilizar dos ingredientes fundamentales: amor y tiempo.

7 CONSEJOS PARA PRESENTAR UN BEBÉ A UN PERRO

Aunque presentar un bebé a un perro no suele ser difícil por el carácter del animal, es importante saber exactamente cómo hacerlo. Los perros pueden entender que ese nuevo habitante de la casa les roba atención, mimos e, incluso, espacio. Algo que podemos evitar con las pautas adecuadas.

1. Cambiar las rutinas

Nuestro perro no comprenderá por qué ese cachorro humano ha venido a alterarlo todo. Y ya no nos referimos a la paz y tranquilidad de la casa sino, más bien, a lo que a él le afecta. Por este motivo, lo ideal es que un mes antes de la llegada del bebé comencemos a cambiar sus rutinas. Poco a poco, sin que sea demasiado tajante. Una forma de que él se vaya acostumbrando a esas novedades sin que las conciba como algo negativo.

Pasear perro con un bebé

 

Con esto nos referimos a dos aspectos fundamentales para la vida del perro: el paseo y el juego. Además de tener que educarle para que sus juegos nos involucren menos a nosotros como dueños, también tendremos que racionar los mimos. En ocasiones y ante la llegada de un bebé, se tiende a mimar más a nuestros perros. Un gesto que hacemos a sabiendas de que, cuando nuestro hijo nazca, le prestaremos menos atención. Es importante corregir este aspecto ya que, cuando el bebé esté en casa, nuestro perro reclamará esa misma intensidad de atención que ya no podremos prestarle. Y, al no conseguirla, se frustrará.

También y antes de presentar un bebé a nuestro perro tendremos que cambiar las rutinas de paseo. Cuando el carrito infantil entre en juego, este cambiará sustancialmente. De ahí que sea importante ir ensayando cómo serán esas nuevas caminatas. Unas en las que nuestro perro tendrá que ir más sujeto para que el esfuerzo de controlarle sea menor.

En compensación a todas estas nuevas normas, regálale lo mejor: tiempo. Un ratito para ambos en el que caricias, cepillado y juego sean el aliciente que necesita para entender que los cambios no son malos. Solo cosas diferentes.

2. Dejarle conocer la habitación del bebé

Un aspecto clave y fundamental. En parte, permitir que el perro entre en la habitación del bebé le permitirá familiarizarse con el espacio y los olores. Una manera de reconocer esa nueva estancia de la casa que está esperando la llegada de su habitante. La reacción más habitual será olisquearlo todo. Y, de ser así, iremos por buen camino. Olisquear es un hábito positivo que permite al perro conocer el mundo. Una forma de identificar el mundo y, en este caso, a un nuevo miembro de la familia.

Perro en la habitación de un bebé

 

Por otro lado, permitirle conocer la habitación de nuestro pequeño es también una oportunidad para enseñarle determinadas órdenes. Si vemos que siente curiosidad por subirse a la cuna, es momento de hacerle entender que lo tiene prohibido. Una pauta de obediencia que podemos utilizar para todo aquello que pueda parecernos perjudicial para el bebé cuando este ya esté en casa.

3. Fomentar la obediencia

Aunque los beneficios del adiestramiento canino van mucho más allá de obedecer, ahora más que nunca es importante contemplarlos. Desde el momento en el que se presenta un bebé a un perro el mundo de este cambia. Tiene que responder a nuestras órdenes, a nuestras prohibiciones y tener límites. Algo que, si no hemos trabajado con anterioridad, es momento de hacer antes del nacimiento.

Snacks para perros
Descubre nuestra selección de premios para perros

Lejos de convertir nuestra casa en un cuartel, tan solo necesitamos hacerle entender que tiene que cumplir determinadas pautas. Una enseñanza que, para que no conciba como un castigo, tiene que acompañarse de snacks para perros. No confundamos esto con atiborrarle. Saber cómo usar los premios para perros es clave para que cumplan su función adiestradora.

4. La llegada a casa, el día oficial de presentar un bebé a un perro

¡Y llegó el gran momento! Ese día en el que presentar un bebé a nuestro perro es oficial. Uno que suele ir acompañado del nerviosismo humano ante una experiencia desconocida. La de encontrarnos solos con nuestra criatura. Y, a la vez, la de enfrentarnos a la reacción de nuestro can.

Una de las primeras cosas que debemos hacer al llegar a casa será saludarle. Al haber estado unos días fuera, habrá acusado nuestra ausencia. De ahí que sea recomendable que, ya sea dejándole el bebé a alguien que nos acompañe o turnándose con la pareja, se le dispense al perro un rato de mimos y atención. Este tiempo será valioso para aminorar su nerviosismo y permitir que las presentaciones sean en un ambiente calmado.

Presentación de un bebé a un perro

 

Incluso, y como gesto hacia él, no está de más que le demos agua fresca o que tengamos preparada comida húmeda. Una forma de mimar su estómago para lo que está por venir.

Con el perro tranquilo, lo ideal es sentarnos con el bebé sobre las rodillas. En esa postura, podremos controlar al perro. Tendremos que permitirle que se acerque a él e, incluso, que le huela. Su manera de reconocer a ese cachorro humano con el que compartirá su espacio. Si nuestro perro se muestra tranquilo, no será necesario manejarle poniéndole la correa. Si vemos que se asusta o que se muestra tímido o asustado, es recomendable.

Tanto si le ponemos la correa como si no lo hacemos, tendremos que acompañar ese momento de nuestra propia tranquilidad. Una que le manifestaremos hablándole con suavidad y acariciándole para que se sienta cómodo con el bebé. Alentarle a que se acerque es positivo, obligarle nunca lo será.

Si durante ese proceso nuestro perro gruñe al bebé, le regañaremos y nos lo llevaremos a otra habitación. Si pasadas las semanas y repitiendo este mismo protocolo continúa haciéndolo, tendremos que contar con la ayuda profesional de un adiestrador.

5. El saludo: siempre primero al perro

Antes de que hubiera un bebé en nuestras vidas, nuestro primer saludo al entrar en casa era para el perro. Para ese ser que nos esperaba ansioso y que nos demostraba con nerviosismo cuánto nos había echado de menos.

Perro saludando

 

La llegada del bebé no debe cambiar esa rutina. Es más: si entramos en casa con el bebé en brazos, es más que positivo seguir saludando al perro de manera efusiva. Una forma de hacerle entender que, a pesar de la presencia del cachorro humano, él sigue siendo importante para nosotros. Tanto como para agradecer esa bienvenida que nos regala.

6. La asociación positiva, clave para la convivencia

Nuestro cachorro humano no es un problema para nuestro perro. Nosotros lo sabemos y, ahora, es necesario que él también lo comprenda. Para ello, tendremos que trabajar siempre la asociación positiva y un aspecto vital: mantener la calma.

Por ejemplo, si el perro se nos acerca buscando mimos cuando tengamos al bebé en brazos, no tenemos que ponernos nerviosos o rechazarle. Tan solo, tenemos que acomodarnos para que sea viable regalarle atención a él mientras sostenemos a nuestro bebé. De esta manera, entenderá que el cachorro humano no es un problema sino uno más de la familia.

7. Supervisión continua, sobre todo con el comienzo del gateo o de andar

A pesar de que presentar un bebé a un perro haya ido bien, no podemos confiarnos plenamente. El perro se adecua a esta nueva presencia a un ritmo infinitamente más lento que crece un niño. Una razón de peso para que, sobre todo, con el comienzo del gateo no perdamos ojo de cómo es su relación.

Lo mismo sucede cuando comienzan a caminar. Un momento en el que cualquier pequeño se agarra a lo primero que pilla a mano, perro incluido. Algo que puede dar lugar a que nuestro perro interprete gestos o caídas como una agresión hacia él.

Convivencia de un bebé con perro

Además, hay que tener presente que un perro puede malinterpretar algunas de las reacciones y sonidos básicos de un bebé. Por esta razón, y por bueno que sea nuestro can, no debemos dejarles nunca a solas.

Y, con estas pautas para presentar un bebé a un perro, tan solo nos queda disfrutar de ambos. De ver cómo interactúan, se relacionan e, incluso nos regalan momentos cómicos.

Algo que, sin duda, no solo repercutirá en positivo en el conjunto familiar sino, sobre todo, en el crecimiento de nuestro pequeño.