Con el final del verano, es momento de pensar en dar la bienvenida al otoño. Recibir esa nueva estación en la que volver a disfrutar de nuestro hogar forma parte del guión no escrito de aclimatarnos (mentalmente) para el frío. Prepararnos para esa transición pasa, también, por vestir la casa para el momento: una manera de dejarnos contagiar por una época del año en la que la calidez es una máxima.
Precisamente para prepararnos para el otoño, le propusimos a nuestra compañera Eva Busto un reto: cómo decorar un salón con el espíritu propio de esta estación. Una forma sencilla de utilizar la decoración de nuestra casa como parte del escenario de la época, y que puede aplicarse tanto a un salón de interior como a una estancia del jardín.
Así, te proponemos descubrir cómo con elementos decorativos sencillos, flor artificial y planta natural de interior es posible cambiar por completo el estilo de tu salón.
DIY: CÓMO DECORAR UN SALÓN CON AIRES DE OTOÑO
Este sencillo DIY juega con algunos de los elementos por excelencia de la decoración de otoño (como las fibras naturales y las plantas de interior, que dan el relevo a las de fuera), y con los colores y estampados que pegan fuerte este año para reinventar la estación (todos ellos inspirados en los muchos tonos de la naturaleza en esta época).
Veamos paso a paso cómo nuestra compañera Eva ha transformado un espacio neutro en uno con personalidad otoñal y de carácter acogedor.
Materiales
– Cubremacetas
– Cesto
– Centro de cristal
– Bolsa ecológica con plantas de interior naturales
– Frutos artificiales
– Ramas artificiales
– Cojines con estampado de la colección de otoño 2017
Elaboración, paso a paso
La intención de este DIY sobre cómo decorar un salón busca, fundamentalmente, darle un estilo cálido a la estancia y, para ello, nada como crear distintos volúmenes en un mismo espacio jugando con colores, texturas y estampados.
Así, comenzaremos aprovechando los jarrones de gran tamaño que tengamos para incluir la verticalidad en el conjunto. En esta ocasión y dado que el otoño es la inspiración de este DIY, nuestra compañera Eva se ha decantado por flor artificial que simula las ramas de un arce rojo. Una forma de jugar con los tonos cálidos, dándole al espacio un punto de amplitud.
Jugando con este mismo concepto, aprovecharemos un elemento accesorio (como es la escalera decorativa, una estantería o una celosía) para utilizarlo como soporte decorativo. Gracias a guirnaldas de flores y frutos artificiales, estaremos reforzando esa idea de colorido otoñal que hemos utilizado para los jarrones. Para romper ese cromatismo en rojos y ocres, nada como incluir el color por excelencia de la naturaleza: el verde. La manera en la que Eva ha decidido hacerlo ha sido mediante nuestra bolsa ecológica de rafia que, colgada de la escalera y dejando entrever las tres macetas de su interior (Dieffembachia, Esparraguera y Asplenium), completará un rincón coqueto que juega con los colores de la naturaleza.

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Y si los rincones ganan con plantas naturales y artificiales, también lo hacen los centros de mesa. Para esta composición, Eva ha jugado con dos propuestas: por un lado, las mismas plantas naturales de la bolsa pero dispuestas con cubremacetas (elegidas en morado por ser uno de los colores protagonistas de una de nuestras colecciones de decoración de otoño); por otro, frutos y frutas artificiales en un centro de cristal. Para este segundo arreglo, ella ha optado por combinar los tonos tierra que aportan piñas y bellotas con otros propios del otoño (como el amarillo de las rodajas de limón, y las manzanas rojas que dan su propia nota de color a la composición).
Dejamos para el final el sofá, el último espacio que vestimos en este DIY. Para hacerlo, nada tan sencillo como utilizar textiles de la colección de otoño que, tanto en cojines como en mantas, serán el último detalle del salón. Y un consejo: si contamos con plantas en maceta en nuestro salón, nada como utilizar como cubremacetas cestos de fibras naturales.
Una forma ideal de completar el look del espacio para lograr que decorar el salón no sea solo una cuestión de estética sino, también, una invitación a refugiarnos en él y esperar, con calma, la llegada del frío.





