Pocas cosas hay tan apetecibles cuando comienza el calor como darse un chapuzón. Pero, para disfrutar de estos ratos de agua toda la temporada, es imprescindible realizar un correcto mantenimiento de la piscina en verano; de esta forma siempre estará en perfecto estado de revista cuando decidamos bañarnos y, sobretodo, evitaremos problemas de irritación, infecciones o aparición de algas.
Es importante ser conscientes de que una piscina es, en resumen, una masa de agua estancada. Y para que esté transparente, y hacer que nuestro baño sea placentero, precisa ciertas labores y cuidados. Unas pautas que no solo debemos llevar a cabo en el arranque de la piscina sino, también, durante los meses de uso.
Veamos cinco claves para que el mantenimiento de la piscina en los meses estivales funcione como un reloj y, con cada baño, nos beneficiemos de él.
1. COMPROBAR EL PH, TAREA VITAL DEL MANTENIMIENTO DE LA PISCINA
La piscina ha estado fuera de uso casi todo el año y llega el momento de realizar la puesta a punto. Durante toda la estación es necesario comprobar cada cierto tiempo cuál es el pH de nuestra agua. Un aspecto fundamental, tanto para mantenerla limpia como para adaptarla a nuestras necesidades. Debemos vigilar el pH para que no resulte demasiado elevado o demasiado bajo, ya que quienes se bañen en el agua pueden salir de ella con los ojos irritados.
Otro punto a tener en cuenta es el grado de acidez o alcalinidad que no solo afecta a los bañistas. Esta medida influye en el agua de dos maneras: un pH demasiado elevado traerá consigo tanto un descenso en la desinfección de la misma como un aspecto turbio en ella; mientras que un pH demasiado bajo aumentará la corrosión de la piscina.

Ahora que conocemos la importancia de esta unidad de medida surge una pregunta, ¿cuál es el pH ideal para una piscina? Sencillo: uno que oscile entre 7,2 y 7,6. El abanico perfecto para que el resto de componentes químicos de la piscina también se mantenga en equilibrio.
2. DESINFECTAR EL AGUA CON LA AYUDA DEL CLORO
Por el mismo motivo que es importante medir el pH en la piscina (ya que el agua de una piscina se encuentra parada), no podemos desatender tampoco las necesidades del cloro. Este área estática es el lugar ideal para que habiten una gran variedad de microorganismos, por lo que tendremos que administrar esta sustancia cada cierto tiempo. Es importante hacer las mediciones necesarias y mantener el residual de este agente químico entre 0.5 y 1.0. Así, el agua se mantendrá aclarada y sin algas.
Organízate como quieras, pero una vez haya comenzado la temporada y tengamos la piscina a pleno rendimiento, lo ideal es dedicar un día a la semana para medir los niveles de cloro, y si fuera necesario, administrarle al agua un refuerzo que evite los microorganismos.

Varias opciones para mantener esta desinfección continuada en nuestra piscina será optar por:
- -Utilizar pastillas de cloro, bromo.
- -Usar el oxígeno activo.
- -Emplear un tratamiento de choque con dicloro granualdo.
- Pero, ¡cuidado!, es fundamental que estos tratamientos se administren sin bañistas en la piscina e, incluso, esperar al menos 12 horas antes de que alguien se meta a nadar. De esta forma daremos tiempo a que estos productos funcionen correctamente y, para cuando queramos ponernos a remojo, será con total seguridad.
3. PREVENIR Y ELIMINAR LAS ALGAS EN LA PISCINA
Si el agua parada es un caldo de cultivo perfecto para bacterias, la incidencia del sol veraniego la convierte también en el hábitat ideal para algas y hongos. Dos molestos inquilinos que la transformarán en un líquido poco atractivo y menos sano para nosotros.

Para prevenir las algas, nada como utilizar con la misma regularidad que el cloro (una vez a la semana) un producto algicida específico.
4. LIMPIAR REGULARMENTE EL FILTRO DEL AGUA
Aunque una piscina sea de un tamaño reducido, la mayor parte de su limpieza se la debemos al filtro. ¡Ese objeto que permite que el agua esté en movimiento y que se purifique de manera regular! Por ese motivo, y a pesar de ser una de las «piezas invisibles» de una piscina, lo ideal es que tanto al comienzo del verano como en el ecuador del mismo realicemos una limpieza en profundidad.
De esta manera no solo estaremos garantizando una completa desinfección, además estaremos alargando su vida útil: cada puesta al día que realicemos del filtro ayudará a evitar que se acumule la cal en él y mantendremos su funcionamiento optimizado.
5. ELIMINAR LAS IMPUREZAS DE LA PISCINA
Aparte de ayudar al filtro en su tarea diaria, cada día debemos retirar los desperdicios que se acumulan en el cesto de la bomba y los que flotan en el agua. Resulta imprescindibles una limpieza habitual de la piscina retirando con un recogehojas aquellas que acaben en el recinto, y pasando el limpiafondos para no permitir que esa película pegajosa que genera la suciedad en el agua se pegue a nuestros pies y nos haga resbalar.

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Pero, más allá de eliminar lo que vemos, tenemos que sacar del agua lo que no vemos. Es decir, aquellas partículas tan pequeñas que son imposibles de detectar por el ojo humano. Para ello, nos serviremos de la ayuda de un producto floculante que ejercerá de aglutinante de estas partículas minúsculas para que podamos disolverlas y continuar disfrutando del agua.
Y, con estas cinco claves para el mantenimiento de la piscina en verano, solo podemos hacer una cosa: disfrutar de cada baño al máximo y con la mayor seguridad posible.
Porque en eso consiste el verano, en saborear cada momento sin preocuparse.
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