Es mucho más que un entretenimiento. Crear un huerto para niños en casa es una maravillosa herramienta pedagógica. Una forma de garantizar el contacto con la naturaleza, incluso en un entorno urbano; pero, también, la mejor manera de ayudarles a comprender los ciclos vegetales y lo importante que es cuidar a quien nos alimenta: la tierra. Es educativo, sí, pero sobre todo permite fomentar el respeto medioambiental desde edades tempranas.
Aunque el huerto para niños parece una actividad reciente, lo cierto es que hay un buen número de corrientes educativas, como el método Montessori, que llevan décadas haciendo de esta actividad el pilar maestro. Y no: por más que pueda parecernos, hacer que los peques de la casa cultiven un huerto no es únicamente cosa del verano. Es posible convertirlo en una actividad anual si sabemos escoger los cultivos adecuados y, sobre todo, si todos los miembros de la familia adquirimos el compromiso de cultivarlo.
Pero más que volver a repasar los motivos por los que tener un huerto infantil en casa, hoy queremos centrarnos en cómo debe ser la actividad en sí. Una manera de tener pautas clave para que nuestros niños sientan curiosidad por él pero, sobre todo, para que cale como debe en ellos.
- CÓMO DEBE SER UN HUERTO PARA NIÑOS
- 1. Un huerto a su medida, fundamental en un huerto para niños
- 2. Combinar plantas con distintos ciclos de cultivo y épocas, crucial para su interés
- 3. Permitir que se manchen, parte de la diversión
- 4. Involucrarles en todas las tareas, uno de los objetivos del huerto para niños
- 5. Hacerlo divertido, la base del éxito
CÓMO DEBE SER UN HUERTO PARA NIÑOS
Al margen de considerar cómo poner en marcha un huerto ecológico, si nuestro planteamiento es un huerto para niños hay otros aspectos cruciales a tener en cuenta.
El primero de todos: romper el mito de que para tener un huerto es necesario disponer de una superficie verde que nos hace pensar, irremediablemente, en jardín. La realidad no es esa. Cuando nos planteamos cómo empezar un huerto urbano, descubrimos que es suficiente con tener un mínimo espacio al aire libre para poder instalar cualquiera de los huertos urbanos que existen. Algo que podemos aplicar, también, en lo que respecta a un huerto para niños. No pasa nada si el espacio de cultivo es reducido, ya que el objetivo no es el abastecimiento pleno de hortalizas para nuestra casa.

Además de esto, tengamos algo más en cuenta. Tener un huerto implica crear una rutina diaria de atenciones. Algo que no nacerá del peque sino que debemos inculcarles como parte de la responsabilidad de tener sus propios cultivos. Y no: no hablamos de destinarle, diariamente, mucho tiempo. Hablamos, únicamente, de que de forma diaria el niño preste atención al huerto unos pocos minutos y le dispense el tiempo que necesita.
1. Un huerto a su medida, fundamental en un huerto para niños
Un huerto para niños no puede mirarse desde la perspectiva de un adulto en ningún aspecto pero, sobre todo, en lo que respecta a su planteamiento. Para empezar, tenemos que pensar que tiene que ser un lugar accesible para nuestros peques ya que, solo si son capaces de llegar sin inconvenientes a cualquier espacio, disfrutarán de la experiencia.

Pero de la misma manera que dimensionamos el tamaño del huerto con respecto al niño, tenemos que hacer lo mismo con el resto de accesorios y herramientas. Ofrecerle, por ejemplo, una regadera o una azada a su tamaño le permitirá desempeñar su labor de hortelano de forma sencilla.
2. Combinar plantas con distintos ciclos de cultivo y épocas, crucial para su interés
¡Sumamente importante! En líneas generales, la paciencia no es una virtud de la infancia. Al igual que otras actividades, el huerto para niños permiten ir educándoles en la necesaria tarea de saber esperar. Sin embargo, si queremos que nuestro huerto no les desespere y pierda interés para ellos, tendremos que planificar con sumo cuidado los cultivos.

Lo ideal es combinar cultivos de ciclo corto con otros de ciclo largo. De esta manera, los peques verán resultados casi inmediatos en los primeros mientras que no perderán ni la ilusión ni la curiosidad en los segundos. Por ello, la lechuga o la menta deben ser siempre una máxima en nuestro huerto combinada con otras hortalizas que se toman algo más de tiempo, como las zanahorias.
Tan importante como esto es combinar cultivos anuales con otros de temporada. Una forma de que nuestro huerto esté constantemente vivo, y no nos referimos únicamente al cultivo de hortalizas. Podemos ampliar el espectro para hacerlo más atractivo sabiendo, por ejemplo, cómo cultivar árboles frutales en macetas.
3. Permitir que se manchen, parte de la diversión
Por más que nos haga hiperventilar, el huerto mancha. Y los peques necesitan hacerlo. Solo así estarán plenamente en contacto con la naturaleza y, sobre todo, les picará el gusanillo de tener su espacio de cultivo.
4. Involucrarles en todas las tareas, uno de los objetivos del huerto para niños
¡Fundamental! Tener un huerto para niños implica que son precisamente ellos los protagonistas. Por eso tienen que ser ellos, con nuestra supervisión e indicaciones, quienes lleven a cabo todas las labores relacionadas.
Desde preparar semilleros a trasplantar, pasando por aplicar abonos o, incluso, eliminar las malas hierbas. Todas las labores del huerto para niños pueden ser desempeñadas, con más o menos destreza, por ellos. Es más: tenemos que permitir que se equivoquen.
5. Hacerlo divertido, la base del éxito
¡Recordemos que, para ellos, es un juego! Por más que cometan errores, el huerto para niños debe enfocarse como una actividad divertida y entretenida. Solo si logramos que se convierta en un juego no exento de responsabilidades conseguiremos que se impliquen.
¿Te animas a crear un huerto para niños en tu casa? ¡Disfruta de una actividad diferente que a ellos les encantará!

