Si estás pensando en iniciarte en el apasionante mundo de tener tus propias verduras, es momento de descubrir cómo cultivar un huerto urbano en semilleros. Un punto de partida necesario, tanto para sacar adelante algunos cultivos que exigen este tipo de mimo como para cultivar en caso de que no dispongamos de mucho espacio en un primer momento.
El cultivo del huerto urbano en semilleros es una práctica habitual, y se utiliza fundamentalmente para plantas que necesitan ciertos cuidados, sobre todo cuando las estamos sembrando en invierno. Sin embargo, no todos los cultivos admiten este tipo de siembra, ya que hay algunos muy frágiles ante los trasplantes. Nos referimos, fundamentalmente, a los cultivos de raíz como son la zanahoria, el ajo o el nabo. Cultivos que tendremos que sembrar directamente en el que lugar en el que vayan a crecer.
Más allá de contar con las claves para empezar un huerto, es importante que sepamos cómo comenzar los semilleros para que sean un éxito. O, lo que es lo mismo, para que contemos con un buen número de plantas sanas que poder trasplantar posteriormente para cultivar nuestro huerto urbano en terraza o en cualquier otro espacio del que dispongamos.
5 PASOS PARA INICIAR UN HUERTO URBANO EN SEMILLEROS
Aunque no se puede generalizar, dado que cada cultivo cuenta con unas exigencias específicas, sembrar un huerto urbano en semilleros suele estar acompañado de una siembra protegida: un sistema por el que, ya sea en invernadero o en un espacio resguardado del frío y las heladas, conseguiremos que ciertos cultivos prosperen independientemente de las temperaturas del momento.
También hay que contemplar que plantar un huerto urbano en semilleros es solo un punto de partida previ0 al trasplante. Y es que, aunque en los comienzos de la planta los semilleros son la respuesta, para que su crecimiento sea el normal de la planta necesitará un espacio mayor.
Veamos, pues, cinco pasos para empezar un huerto urbano en semilleros para que prospere y podamos disfrutar de sus sabores:
1. Elegir el semillero más adecuado
La variedad de semilleros que tenemos disponibles para empezar un huerto urbano es amplia. Algo que, aparentemente, puede dificultar decantarnos por uno u otro modelo.
La primera opción que tenemos es utilizar semilleros de plástico. Las principales ventajas que presentan estos semilleros es que podremos reutilizarlos en más ocasiones, y que además suelen contar con más alveolos de siembra. Sin embargo, uno de los principales inconvenientes que entrañan es que nos obligarán a sacar el plantón de cada uno de ellos para trasplantar. Algo que puede dañar las raíces de estas plantas recién nacidas.
Para evitar esto, una opción perfecta es decantarse por sembrar el huerto urbano en semilleros biodegradables. Al estar realizados con fibras vegetales, una vez que la planta haya alcanzado el tamaño adecuado para el trasplante podremos hacerlo directamente con el recipiente. Con el paso del tiempo y de los riegos, se deshará y pasará a formar parte del sustrato.

Si nos decantamos por este tipo de semilleros, podemos optar por dos versiones: la bandeja de semilleros, con alveolos más pequeños e ideales para cultivos como la lechuga o la cebolla; y las macetas de fibra. Si nuestra idea es tener cultivos de mayor tamaño, como el tomate o el calabacín, podemos inclinarnos por elegir macetas de fibra más grandes que nos permitirán un trasplante directo en el sustrato sin tocar las raíces de los plantones.

Por último, hay una última opción para elegir semilleros para el huerto urbano: los de pastilla de turba. Un sistema en el que no necesitaremos añadir sustrato, sino únicamente humedecer este elemento y sembrar en su interior. Al igual que las macetas de fibra, también son biodegradables.
2. Humedecer las semillas antes de la siembra
Para ayudar a la germinación de las semillas, lo ideal es que las mantengamos húmedas antes de la siembra, sobre todo si esta se realiza directamente en sustrato. De esta forma, la semilla asentará mejor y tendrá la humedad necesaria para poder arraigar en condiciones.
Además, es importante que no sobrecarguemos el semillero en la siembra. Si estamos utilizando plantas germinadas, solo plantaremos una por cada espacio del semillero. Sin embargo, si estamos utilizando semillas lo ideal es que utilicemos tres o cuatro en cada alveolo o maceta. De esta manera, estaremos optimizando las opciones de germinación.
3. Elegir el sustrato y el abono adecuados
Salvo en lo que respecta a los semilleros de turba, en todo el resto de casos tendremos que preparar convenientemente el espacio de siembra. Para ello, colocaremos en la base del semillero una mezcla de sustratos: una parte de sustrato fértil, que permita aportar a las semillas la cantidad de nutrientes que necesitan para prosperar; una parte menor de arena o arcilla, que permita un correcto drenaje del riego; y un abono orgánico.

La presencia de un sustrato drenante es vital, ya que será el responsable de ayudar a la evacuación del agua y evitar, así, que se puedan pudrir las raíces de la nueva planta.
4. Sembrar de manera superficial
Con la primera capa de sustrato preparada, es el momento de plantar nuestras semillas. Lo ideal es dejar entre ellas un espacio que las permita crecer correctamente, que podremos calcular con una regla sencilla: al menos tres veces su tamaño con respecto a la semilla siguiente.

Además, lo idóneo es plantar de manera superficial, cubriéndolas con poco sustrato por encima, que comprimiremos para compactar. Y nada de cubrir hasta el borde el semillero: la planta necesitará espacio para expandirse una vez comience a crecer.
Una vez plantadas nuestras semillas, es importante humedecer el semillero y mantener una pauta de riego constante y ligero durante las primeras semanas, hasta la germinación.
5. Proteger el semillero
Cuando las plantas están en estado incipiente, son sumamente delicadas. Por este motivo, es importante que protejamos de las temperaturas del exterior a nuestras nuevas plantas, ya que esto será la garantía de su crecimiento.

Para ello podemos valernos de tapar el semillero con un plástico si, por ejemplo, cultivamos nuestro huerto urbano en terraza o utilizar un pequeño invernadero. Sin embargo, hay una opción más sencilla que es inclinarnos por el uso de un semillero propagador: una bandeja con tapa que no solo nos permitirá meter dentro nuestra bandeja de semilleros, sino también evacuar en la bandeja inferior el agua sobrante y proteger del frío gracias a la tapa superior.
Y con estas cinco claves para empezar un huerto urbano en semillero, tan solo nos queda regar y esperar a que nuestras plantas crezcan.
Un regalo maravilloso de la naturaleza que nos permitirá, en unos pocos meses, disfrutar del sabor más auténtico de nuestros cultivos.
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