Aunque no lo parezca, febrero es prácticamente el último mes real de invierno que vamos a vivir. Algo que podemos comenzar a percibir en esos bulbos que comienzan a asomar sobre la tierra (como los Crocus y otros que se adelantan a la primavera) e, incluso, en esas plantas que florecen con el frío (como la Camelia) que a pesar de las bajas temperaturas sirven de aperitivo para la primavera.
Precisamente, es el final de febrero uno de los momentos cruciales para el jardín porque será en la despedida de este mes y los comienzos de marzo cuando tendremos que realizar una de las labores vitales: la poda. Todavía en este momento del año en el que empezamos a despedirnos del frío, las plantas están en estado vegetativo y será el momento idóneo.
Así y gracias a esta poda, ayudaremos a que nuestras plantas crezcan con fuerza y energía de cara a la estación primaveral (la de mayor desgaste energético del año). Sin embargo, no todas las especies vegetales se podan ahora ni el objetivo de esta tarea es la misma.
Una razón de peso para aprender a hacerlo correctamente.
CUÁNDO Y CÓMO PODAR EN FEBRERO
Es importante que, antes de comenzar una poda, le echemos un vistazo a la previsión meteorológica que corresponde a la zona en la que vivimos. Tanto a finales de febrero como en el comienzo de marzo son todavía momentos del año en el que podemos vivir contadas heladas nocturnas o, incluso, nieve. Si cabe esta posibilidad, lo más recomendable será posponer la poda hacia la mitad de marzo (con vistas a huir de que una helada pueda arruinar las bondades de la poda).
Además, será importante que comencemos a podar hacia el mediodía. De esta manera, estaremos evitando el rocío y las bajas temperaturas de la mañana pero, también, la bajada del mercurio de las tardes.

Por este mismo motivo, tendremos que prestar atención al tipo de corte. El corte de la poda tendrá que ser siempre inclinado (de esta forma, huyendo del corte horizontal estaremos evitando que la planta pueda tener alguna infección por hongos y otros agentes). Para cortes de mayores dimensiones (por ejemplo, los que se hacen con sierra y especialmente en leñosas) es conveniente usar la pasta de podar para proteger la planta de cualquier agente externo (una pasta que también será de gran ayuda en cortes más pequeños si, en mitad de la poda, nos sorprendiera la lluvia).
QUÉ PLANTAS PODAR AL FINAL DEL INVIERNO
La poda de febrero es una poda de limpieza, por lo que tendrá que estar centrada en eliminar las ramas secas o dañadas por el frío y nunca cortarlas en exceso (sino, únicamente, sanear lo necesario).
Respecto a las especies que necesitan poda en febrero, podremos comenzar por las plantas leñosas (que admiten poda durante todo el año), los arbustos y por los frutales que no florecen ahora (para los que este momento de final del invierno es ideal para una poda previa al momento en el que se reactiva la savia para florecer y dar frutos). También en esta época, sobre todo en los climas mediterráneos (para los demás, lo ideal es esperar hasta mediados de marzo), es el momento ideal de podar las trepadoras (como la hiedra).
Para los que sí es específicamente momento de poda es para los rosales (salvo que vivamos en un clima en el que el invierno dure algo más). Es precisamente de la poda de finales de este mes de la que depende su maravillosa floración del verano.
Porque si algo bueno tiene la poda de final de invierno es, precisamente, esa capacidad de aportarle a nuestras plantas el vigor que necesitan para reinar con la belleza que las caracteriza.
Una buena razón para comenzar a preparar nuestras herramientas y convertir la poda de febrero en nuestra particular manera de sembrar salud en nuestras plantas.
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