Vida en estado puro: eso es el agua. Una fuente de recursos, de naturaleza, y uno de los bienes más preciados del Planeta. Sin ella, el mundo como lo conocemos es inviable y, quizás por eso, es tan importante. Pero, más allá de su carácter de oro líquido, el agua (o, más bien, su sonido) es además un elemento probado de calma y bienestar emocional.
Algo descubierto hace muchos siglos por los antiguos japoneses, que desde el comienzo de sus jardines orientales no dudaron en incorporar el agua como un complemento necesario para que ese espacio natural tuviera todo lo necesario.
Una manera redonda de conseguir que tu jardín respire vida… ¡pero de verdad!
FUENTES DECORATIVAS… Y ECOLÓGICAS
Tener un punto de agua en el jardín requiere de una instalación sencilla: en la gran mayoría de ocasiones, tan solo es necesario contar con una toma de luz que alimente la bomba del agua. Y decimos que solo eso porque la gran mayoría de las fuentes de agua decorativas cuentan con un circuito cerrado en el que es siempre el mismo agua el que circula por la fuente.
De esta manera, además de facilitarnos mucho la instalación, contaremos con un punto de agua de carácter ecológico que no estará despilfarrando sino optimizando todo el tiempo el mismo agua.
Y no, no solo por eso son ecológicas: algo poco conocido es que la presencia de fuentes de agua, incluso de carácter decorativo, es una manera perfecta para atraer a esas aves del cielo que viven en libertad.
Y es que las fuentes de agua son un imán para que aquellos pájaros silvestres que viven en el entorno de nuestra casa vengan a hacernos una visita. Una manera de contribuir, sobre todo en verano, a refrescarles. Por cierto: además de agua, también puedes disfrutar de ellos gracias a los puntos de comida (aunque son recomendables sobre todo durante el invierno, son sobre todo vitales en invierno).
¿No son sobrados motivos para tener una fuente de agua en el jardín?
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