Es un mito interesante que, además, es justo lo contrario: los gatos no comen hierba. A pesar de que el gato es un animal eminentemente carnívoro y de instinto cazador, también necesitan la hierba para ayudar a su organismo. Un acto reflejo (el de comer hierba) que les ayuda a encontrarse mejor y evitar problemas de salud. Lo cierto es que, si observamos un gato no doméstico (entendamos que no vive en una casa), es más que común verles consumiéndola. Por eso mismo, es importante que si tenemos un gato (ya sea completamente doméstico y no salga nunca de casa; o si entra y sale de nuestro hogar) pueda contar con su hierba de gatos.
Los motivos son variados. La hierba de gato ayuda a evitar la acumulación de bolas de pelo en el intestino de nuestro gato. Uno de los problemas más habituales de los felinos que, además, puede tener serias consecuencias en su salud (pueden provocar desde malestar a obstrucciones intestinales graves). Para evitar que esto suceda, además del cepillado frecuente es interesante que puedan contar con su propia hierba de gato. De esta manera, cuando su instinto les empuje a comerla estarán favoreciendo su propia purga (como también sucede con la malta que hemos de administrarles de cuando en cuando) y, añadido, estaremos evitando un problema de salud.

Porque es más que común en los gatos domésticos que coman de las plantas que encuentran por casa. Un motivo que no solo es molesto para los dueños (que interpretan su conducta como una extralimitación) sino que además puede ser nocivo para nuestro gato: son muchas las plantas domésticas que, a pesar de ser inofensivas para el hombre, son tóxicas para ellos.
Por estos motivos, tener una maceta de hierba de gato a su disposición es una ventaja para todos. Bastará con tenerla en un lugar accesible para él. Además, la hierba de gato (que crece un máximo de 5 centímetros) cuenta con una regeneración rápida (solo tarda unos tres días en crecer en condiciones) por lo que, situándola en un lugar cálido y luminoso, podrá contar con ella en todo momento. Una manera, además, de educarle para que deje nuestras macetas y plantas en paz.

Porque ese es otro aspecto interesante del uso de hierbas de gato: que pueden servirnos para educar. Existe una planta, el Catnip (también llamada menta gatera y hierba gatera), que tiene unas propiedades asombrosas sobre los gatos. Además de que ejerce sobre ellos un poder absoluto de atracción (debido al aceite de sus hojas, de ahí que los gatos no solo la huelan sino que además se froten contra ella, la chupen o incluso la coman), tiene la capacidad de provocarles una sensación de placer. Una sensación que, según cada animal, puede durar escasos minutos o bien prolongarse durante un par de horas pero que, en suma, es positivo para ayudar al dueño a pautarle en determinados aspectos.
Si tenemos un gato que araña donde no debe, su rascador debe tener Catnip si queremos enseñarle mediante la atracción de la planta a rascar en él (algunos rascadores, como éste, lo traen incorporado). O, por ejemplo, mejorar su habilidad de juego utilizando juguetes que incorporan el Catnip en su interior. Como planta, el Catnip no solo es una planta bonita (que, incluso, florece y, según la variedad, de manera más o menos intensa) requiere demasiados cuidados: tan solo una maceta y una ventana soleada. Además, el Catnip es completamente inocuo para los gatos: ni crea adicción ni genera contraindicaciones si deciden comerse las hojas.
Y tú, ¿utilizas alguna hierba de gato para los tuyos?
