Camelia Sinensis, la planta del té

Es curioso cómo algunas plantas que podemos tener en nuestro paisaje tienen un peso específico en la historia sin saberlo. Ese es el caso de la Camelia Sinensis o Camelia del té. Una de las cincuenta plantas fundamentales de la medicina tradicional china (es su lugar de procedencia, el sur y sudeste de Asia) que es, además, el origen de algo que tenemos más que asumido en nuestra vida diaria: el té. Porque es precisamente de sus hojas y brotes de donde procede toda la variedad de tés que conocemos. Una bebida de tradición anglosajona que es cada vez más de todo el mundo.

También llamada Árbol del Té, la Camelia Sinensis es una perfecta compañera para cualquier jardín sin necesidad de demasiados cuidados. Por ser familia botánica de la Camelia (la flor de febrero en Verdecora), sus cuidados son sencillos y cuenta además con otro atractivo: se trata de una planta perenne. Así dicho, no parece una ventaja. Sin embargo, si tenemos en cuenta que eso supone poder tener té natural de nuestro propio cultivo es todavía una planta más atractiva.

El uso medicinal de la Camelia del Té se remonta a las civilizaciones más antiguas
El uso medicinal de la Camelia del Té se remonta a las civilizaciones más antiguas

Amante de la sombra o media sombra, la Camelia Sinensis no es demasiado exigente: soporta temperaturas de entre 0 y 22 grados, y su única exigencia fundamental es el agua. Es una planta que necesita mantener su sustrato con humedad constante (un sustrato rico en materia orgánica, con buen drenaje y abonado con sustrato para plantas ácidas), por lo que no podemos dejar que se seque nunca completamente si queremos que crezca bien (puede alcanzar un tamaño bastante considerable bien cuidada) y florezca. Porque, al igual que su familiar Camelia, la Camelia del Té florece en invierno poniéndole al frío una nota de color mucho más sutil que la de su pariente: sus flores son blancas y son sus pistilos (de un amarillo intenso) lo que las convierten en flores llamativas. Un contraste curioso con una planta que se caracteriza por tener todo el año un color verde intenso.

Una infusión natural y sana de una planta que, además, decora el jardín en invierno
Una infusión natural y sana de una planta que, además, decora el jardín en invierno

Pero vayamos a la parte más singular: la poda. Curiosamente, este gesto de aparente cuidado de la planta también lo será para nosotros. Porque la manera de podar una Camelia Sinensis es, precisamente, lo que nos permite tener nuestro propio té. Cada 20 o 30 día y a lo largo de todo el año, es recomendable quitar las dos o tres últimas hojas nacidas de cada rama (las recién brotadas o las que veamos más tiernas). De esta manera, no solo estaremos saneando la planta una vez al mes sino que además estaremos recolectando lo que será después té.

¿Cómo hacerlo? Sencillo: para empezar, tenemos que dejar secar las hojas recolectadas. Y, una vez secas, podemos utilizar una hoja por infusión o bien machacar las hojas secas para crear el mismo aspecto que conocemos del té. Un té absolutamente orgánico y natural que, además, contribuirá enormemente a nuestra salud.

¿No es una planta perfecta?

Imágenes | Wikipedia, Commons Wikipedia, Mejor con salud