A menudo, queremos disfrutar la planta de interior como un complemento más de nuestra casa. Pero, a menudo también, nos frena disfrutar de ellas algo muy de nuestros tiempos: la falta de tiempo. Un motivo fundamental que hemos de tener en cuenta tanto para incorporar un animal a nuestra familia como para el tipo de plantas que elijamos para decorar nuestra vida.
Precisamente por eso es interesante conocer a dos plantas verdes de interior que, además de adornar nuestro hogar, tienen algo maravilloso: que requieren pocos cuidados.
DOS PLANTAS SIMILARES PERO DISTINTAS
Ambas propuestas procedentes de la misma familia (las Araceae, un conjunto botánico que incluye más de 400 variedades) y comparten algo más: a la vistosidad de sus hojas le acompañan las brácteas, una especie de hojas protectoras de las flores que cobran color. En el caso del Anthurium, las tonalidades son vivas (con el rojo como protagonista absoluto, de ahí que se la llame Flor Flamingo) mientras que en el Spatiphyllum el color de sus brácteas es blanco. Además de los colores, existe una diferencia entre ambas en cuanto a aspecto: mientras el Anthurium tiene las hojas en forma de corazón, las del Spatiphyllum son más alargadas.

Lo que sí es común a ambas plantas son sus cuidados. Cuidados básicos para nada complicados que no nos exigirán ni mucho tiempo ni demasiada dedicación (más allá de la propia de un ser vivo). Dado que ambas plantas proceden de climas semi tropicales, comparten dos aspectos que son fundamentales para que vivan alegrándonos la vida: iluminación y agua.
Empecemos por la luz: aunque las dos son amantes del sol y la necesitan para vivir, es cierto que han de recibirla de manera constante (por eso, colocarlas al lado de una ventana es el mejor lugar para ellas) pero nunca de forma directa (la luz solar puede quemar sus hojas). Pero incluso más que la luz, es fundamental el riego: dada la procedencia de ambas plantas, no solo hay que mantener el sustrato húmedo de manera constante sino también mantener la humedad en el ambiente. Para lograr lo primero, lo más recomendable es colocar un plato con agua bajo el tiesto (que no lo toque para evitar que se pudran las raíces) para favorecer que el grado de humedad se mantenga.

Porque es importante tener algo en cuenta: las necesidades de agua de ambas plantas son reducidas (en invierno con un riego semanal será suficiente, mientras que en verano tendrán que ser tres) pero no las de humedad ambiental. Por eso, durante los meses cálidos, además de mantenerles esa fuente constante de humedad bajo la maceta es importante pulverizar sus hojas.
Y un último consejo para disfrutarlas: evitemos que sufran tanto corrientes como cambios bruscos de temperatura (no es aconsejable que estén nunca por debajo de 15º dado su origen tropical). Buenos cuidados para que, llegada la primavera, nos honren con el momento más hermoso de estas plantas: cuando florecen.
Descubre estas dos plantas verdes en cualquiera de los centros Verdecora o en nuestra tienda online.
