El verano comienza a decaer y, con el calendario en la mano, podemos sentir ya que tenemos menos días de sol. Un hecho que marca que el otoño está a la vuelta de la esquina con todo lo que conlleva. Precisamente porque el cambio de estación se aproxima, no debemos perder de vista ciertos cuidados para nuestras aves. Esos animales a los que las temperaturas y las estaciones les afectan de especial manera en muchos aspectos de su salud pero, sobre todo, en el plumaje.
Probablemente, durante el verano ya habrán comenzado con ese proceso natural que forma parte de su ciclo vital: la muda. Un hecho que se produce año tras año y que es, además, un síntoma de buena salud de nuestra ave. No tenemos que asustarnos si encontramos la jaula con plumas caídas a menos que esto suceda en cantidades alarmantes (puede deberse a infecciones de hongos, bacterias u otros parásitos) y fuera de temporadas pautadas de muda (que suele coincidir con el verano, las altas temperaturas y los cambios de estación).
Ayudarles a realizar su muda de plumas sin contratiempos es fundamental. Para ello, es imprescindible que velemos porque en el momento de la muda nuestra ave esté en perfecto estado de salud. Algo que podemos apoyar no solo con una correcta alimentación (específica también para este momento del año) sino, también, haciendo que esté en las mejores condiciones ambientales posibles. Porque es importante tener en cuenta algo: la muda de plumas supone un auténtico desgaste físico para nuestras aves. De ahí que, por ejemplo, permitirles estar en penumbra es fundamental: estaremos provocándoles una menor actividad pero, también, ayudándoles así a que su energía se concentre en la renovación de sus plumas.
La alimentación es clave para la muda y para la época posterior de crecimiento de plumas. Por eso, es importantísimo incluir en la dieta de nuestra ave un extra de proteínas (ayudaremos a que las plumas se formen correctamente, ya que son precisamente las proteínas la base de la estructura del plumaje) que podemos administrarles mediante pastas de muda y cría (una auténtica delicia para cualquier ave). Y, como refuerzo, nada como un polivitamínico en el agua de bebida
Para este momento del año, hay determinadas cosas que no pueden faltar en sus jaulas: jibia (que les aportará minerales para las nuevas plumas), juguetes (que permitirán que el pájaro picotee y se entretenga, dejando así que el plumaje se caiga por sí mismo y no impidiendo el crecimiento del nuevo que siempre les provoca cierto picor) y una bañera (la hidratación es clave para ayudar a la pluma vieja a caer y limpiar el folículo donde saldrá la pluma nueva… pero recordemos retirar la bañera después del baño para evitar que pueda beber agua sucia).
Y no nos preocupemos si, durante el proceso de muda (que suele durar un mes), nuestro pájaro deja de cantar. La baja exposición al sol y el desgaste energético hacen que él mismo administre sus funciones vitales. Para que vuelve a ser el de siempre, exponerlo al sol moderado será la solución. Y, con plumas nuevas y calma, ¡todo volverá a la normalidad!
Foto | Ruimc77