Enfermedades del arce japonés: cuáles son y cómo solucionarlo

Enfermedades del arce japonés

Es sumamente resistente y, sin embargo, es necesario conocer en detalle las enfermedades del arce japonés. Uno de los árboles ornamentales más utilizados en exterior que debemos considerar, especialmente, al elegir árboles para jardines pequeños que despliega toda su belleza en el follaje con la llegada del otoño. Y sí, aunque su rusticidad está más que probada, conviene saber sus dolencias y las causas de las mismas para evitar que se propaguen en nuestro árbol o comprometan su vida.

Es importante saber que, a pesar de que los cuidados del arce japonés palmeado son sencillos y poco exigentes, el hecho de no cumplirlos de forma rigurosa es en muchas ocasiones lo que provoca la aparición de dolencias. Tampoco podemos pasar por alto que algunas circunstancias ambientales también pueden provocarlas. Dos aspectos que, en suma, obligan a vigilar de cerca nuestro arce japonés especialmente en meses de calor y durante el otoño.

Dos momentos en los que nuestro precioso árbol necesita más que nunca que vigilemos de cerca la evolución de su follaje para detectar enfermedades del arce japonés.

CÓMO IDENTIFICAR LAS ENFERMEDADES DEL ARCE JAPONÉS

Basta con mirar el Acer Palmatum o arce japonés para descubrir por qué es uno de los árboles con más adeptos que existen. La singularidad de sus hojas palmeadas se convierte en espectáculo cuando adquieren sus clásicas coloraciones rojas o rosas, según la variedad. Una auténtica belleza natural con un gran valor estético que solo tiene un inconveniente: es un árbol de crecimiento lento. Y, aunque tendremos que tener paciencia para verlo crecido, la espera merecerá ¡y mucho! la pena.

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Precisamente para evitar que un contratiempo ralentice su crecimiento, conviene conocer cómo se manifiestan las enfermedades del arce japonés y cómo ponerles solución.

1. Pequeñas protuberancias en hojas y tallos

Sumamente infrecuente pero, tratándose la naturaleza, posible especialmente en ejemplares jóvenes. Detectar pequeñas protuberancias en hojas y tallos del arce japonés es sinónimo de un ataque de ácaros o cochinilla. Dos plagas poco habituales que podremos detectar si vemos puntos algodonosos en las hojas o, incluso, si nos vemos teniendo que eliminar la fumagina u hongo negrilla. Y, si ese es el caso, tendremos que ponernos en alerta. La presencia de este hongo es una señal de que nuestro árbol está sufriendo la colonización de estas plagas en nuestra planta.

 
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Para tratar estas plagas, tendremos que abordarlo de dos formas distintas y paralelas. Por un lado, aplicando un insecticida que acabe con los insectos que están provocando la infección. Por otro, atacando el hongo negrilla. Una tarea que solo podremos llevar a cabo con un producto específico, y siendo muy regulares en su aplicación.

2. Hojas marchitas, rizadas o arrugadas

Nos encontramos, nuevamente, ante los efectos de un insecto más que conocido para los amantes de las plantas: el pulgón.

Lejos de menospreciarlo por su pequeño tamaño, no es una infección para tomarse a la ligera. Una gran plaga puede, incluso, modificar el crecimiento normal de nuestro árbol. Una buena razón para tomar cartas en el asunto desde el mismo momento en el que detectemos su presencia.

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3. Hojas marrones, una de las enfermedades del arce japonés más comunes

¡Y de las más complejas! No tanto porque sea complicado revertir el estado de las hojas sino porque, realmente, lo díficil es saber a qué responde su coloración. Cuando un arce japonés tiene las hojas marrones puede deberse a una larga lista de motivos, por lo que lo ideal es conocerlos para poder encontrar dónde está el defecto de cultivo.

Veamos en detalle qué condiciones pueden hacer que sus preciosas hojas adquieran esta tonalidad:

  • Clima seco o exceso de viento: tanto la falta de humedad como estar situado en una zona ventosa pueden provocar la deshidratación de las hojas. Si el clima es seco, podemos pulverizar las hojas con aguas blandas al caer el sol. Si el problema es que está en una zona que recibe viento, o bien cambiaremos la maceta de sitio o bien tendremos que protegerlo
  • Sol directo: recordemos que es un árbol que necesita de sombra o semisombra para crecer en condiciones. Si está expuesto directamente a los rayos del sol, sus hojas sufrirán. Para evitarlo podemos cambiarlo de ubicación si está en maceta o, de estar plantado en suelo, usar una malla de sombreo o plantar alguno de los arbustos de crecimiento rápido para cercos que hagan de barrera natural del sol
  • Falta de agua: el arce japonés no tolera ni la sequía ni los encharcamientos. Cuando no está hidratado en la medida que necesita, sus hojas se tornan marrón. Aunque revertir este problema es tan sencillo como regar, cuidado. Antes de hacerlo, conviene comprobar cuál es la humedad a unos 10 centímetros de la superficie. Si está seco, regaremos. Si no lo está, no es el motivo por el que el arce japonés tiene las hojas marrones
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  • Exceso de riego: curiosamente, se manifiesta igual que la deshidratación. No solo tendremos que comprobar si el sustrato en profundidad está demasiado húmedo sino, también, ver si el drenaje está funcionando. Tampoco está de más revisar cómo está el sustrato, y añadir perlita en su mezcla para ayudar a evacuar el agua sobrante de riego. Además y con vistas a evitar la aparición de hongos, será fundamental tratar las raíces con un fungicida
  • Falta de espacio: muy común cuando lo cultivamos en macetas. Si hemos descartado todas las dolencias anteriores, es probable que nuestro arce japonés nos esté pidiendo a gritos un trasplante
  • Trasplante prematuro: el arce japonés debe trasplantarse cuando todavía está en letargo. O, lo que es lo mismo, al final del invierno. Si lo hacemos en otro momento, es probable que su primera reacción sea cambiar la coloración de sus hojas como respuesta al estrés de trasplante

4. Hojas amarillas, otro clásico

Y como sucede cuando un arce japonés tiene las hojas marrones, no responde únicamente a una razón.

La primera y más importante suele ser una deficiencia de hierro en el suelo. El Acer Palmatum es un gran demandante de nutrientes, entre ellos el hierro. Un elemento indispensable para que pueda hacer correctamente la fotosíntesis. Cuando esta deficiencia se da, las hojas se ponen amarillas pero el nervio permanece verde. Si es el caso de nuestra planta, es momento de aplicar un producto anticlorosis.

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Pero ¿qué sucede si el arce japonés tiene las hojas amarillas y se caen? En ese caso, estamos ante la presencia de un hongo que vive en el suelo, y que se manifiesta como resultado de un exceso de riego. En ocasiones, incluso, se manifiesta únicamente en una parte del árbol presentando el resto su coloración normal. El tratamiento no debe hacerse esperar: es fundamental aplicar un fungicida tan pronto la detectemos.

Nada como conocer las enfermedades del arce japonés para evitarlas o, al menos, para atajarlas. Porque solo cuidando de su salud podremos contemplar el increíble espectáculo vegetal que implica disfrutar de este árbol.