Saber cómo bañar a un gato es algo que cualquier humano que comparta vida con un felino debe conocer. No te sorprendas. Es cierto que los gatos son auto suficientes en muchos aspectos, empezando por el tema de su higiene. Sin embargo, puede darse el caso de tener que meterle a remojo y tengámoslo claro: vale más saber cómo llevar a cabo esta hazaña para no sufrir en el intento.
No es cuestión de mito: en líneas generales, a los gatos no les gusta el agua. Es más: si nos ponemos puristas, no es que no les guste. Es que les da miedo. Algo que, curiosamente, supone el aspecto menos evolucionado de este animal. Recordemos que el hábitat natural de los felinos es el desierto. Un espacio en el que el agua brilla por su ausencia, y que marca el carácter de estos animales muchos siglos después. Sin embargo y a pesar de que este aspecto tenga un peso en la genética del gato, no es una verdad labrada en piedra. Hay muchos gatos e incluso razas específicas, como los Maine Coon o los de Bengala, que disfrutan del contacto del agua.
Si no es el caso del nuestro, paciencia. Cómo bañar a un gato no es una misión imposible pero sí demanda ciertas precauciones que debemos conocer para llevar a buen puerto esta tarea. Nuestro gato lo agradecerá. Y no nos engañemos: nosotros también.
- ¿CUÁNDO BAÑAR A UN GATO?
- CÓMO BAÑAR A UN GATO PASO A PASO
- 1. Planifica el baño antes de comenzar
- 2. Córtale las uñas
- 3. Cepíllale y elimina los nudos del pelo
- 4. Elige un espacio de baño que no le impresione
- 5. Usa un champú adecuado para su tipo de pelo
- 6. Regula la temperatura del agua y mide la cantidad de la misma
- 7. Báñale muy poco a poco
¿CUÁNDO BAÑAR A UN GATO?
La higiene es uno de los cuidados para gatos que, en líneas generales, no demandan mucho por nuestra parte. Habitualmente, son los propios felinos quienes mantienen limpio su pelo con ese hábito tan suyo de lamerse de forma incansable. Lo curioso es que su saliva contiene una serie de enzimas que hacen las veces de jabón, y la forma de su lengua ayuda a eliminar la suciedad.
Pero no equivoquemos esta autonomía felina con no prestarles los cuidados que demandan. Para empezar, el cepillado es una tarea que no podemos desatender para evitar la formación de bolas de pelo. Algo que tendremos que contemplar casi como prioridad en el caso de los cuidados de gatos mayores, que tienden a abandonar su propio aseo. Pero más allá de esto, el baño es una labor que en ocasiones tendremos que plantearnos firmemente.
Y decimos, precisamente, en ocasiones porque así será. Si tenemos en mente la referencia de cada cuánto se baña un perro, podemos olvidarnos de ello. La pauta de baño del gato está muy alejada de la de los canes. Es más: salvo en animales con pelo largo o con alguna dolencia en la piel, bañar a un gato es una labor reservada para momentos puntuales. Tan puntuales como estar manchados con algún tipo de sustancia que no podamos retirar con un paño húmedo, o tener que aplicar algún tipo de producto antiparasitario pautado por un veterinario.
CÓMO BAÑAR A UN GATO PASO A PASO
Comprendido lo excepcional de la tarea, es momento de conocer algunas pautas sobre cómo bañar a un gato. Algo que obliga a tomar ciertas precauciones para convertir esta labor de aseo en algo lo más agradable posible, sobre todo en el caso de los gatos adultos.
Si hemos acostumbrado desde pequeño a nuestro gato al baño, no será tan problemático. Sin embargo, lanzarnos a la aventura con un gato adulto puede complicarnos un poco más la vida. Un detalle que obliga a conocer algunas pautas para que el baño no se convierta en un dolor de cabeza.
1. Planifica el baño antes de comenzar
Fundamental. Bañar a un gato puede ser una tarea estresante dada su peculiar relación con el agua. Por esa razón, tenemos que tratar de eliminar de la ecuación todo lo que pueda suponer un nervio añadido. Un detalle que, aunque nos pueda parecer secundario, puede ayudar y mucho.
Además de elegir un día en el que nuestro animal esté tranquilo, también es conveniente preparar el espacio de baño. Lo ideal es tener a mano cualquier cosa que necesitemos y que nos facilite la tarea. Además de esto, es importante que la habitación tenga una temperatura cálida.
2. Córtale las uñas
¡Una precaución que no está de más tomar! Una de las reacciones habituales en un gato asustado es arañar. Algo absolutamente instintivo que puede complicarnos la tarea de bañarle.

3. Cepíllale y elimina los nudos del pelo
Una tarea que facilitará bañar a nuestro animal y hacer más agradable la tarea. Cepillar a nuestro gato en condiciones evitará que en el proceso de enjabonado y aclarado sufra tirones innecesarios que puedan ponerle más nervioso.
Si tenemos planificado un día determinado para bañar a un gato, podemos adelantar esta tarea al día previo sobre todo si le supone un estrés añadido a nuestro animal.
4. Elige un espacio de baño que no le impresione
Aunque para nosotros una bañera sea algo normalizado, para un gato no lo es. Por eso, lo ideal es elegir un espacio de baño más pequeño y adecuado a su tamaño. De esa manera se sentirá más arropado y no verá el espacio como algo hostil.
5. Usa un champú adecuado para su tipo de pelo
Otro aspecto fundamental. Cada tipo de pelo exige unos cuidados específicos, y por eso es importante cuidar el champú que usemos para bañarlo.

Tan importante como adecuarnos al tipo de pelo es elegir un champú específico para gatos. Una elección que no responde, únicamente, a que este tipo de productos están diseñados específicamente para el pelo de estos animales. Añadido, cuentan con algo importante: unas fragancias cuidadas y agradables para ellos.
6. Regula la temperatura del agua y mide la cantidad de la misma
Clave en cómo bañar a un gato. Dado que el agua les da miedo, tenemos que mimar que les resulte lo más agradable posible. Por eso, lo idóneo es que el agua de baño tenga una temperatura de máximo 30 grados. De esta manera, nuestro gato agradecerá su tacto sobre la piel.
Otro detalle importante es la cantidad de agua. Lo ideal es que sea de entre 10 y 15 centímetros por el mismo motivo: de esta manera, nuestro gato no se asustará más de la cuenta.
7. Báñale muy poco a poco
Y ahora que tenemos todo listo, es momento de pasar a la acción. Para empezar, tendremos que emplear toda la paciencia que tengamos para transmitir calma a nuestro animal. Dado que los animales son receptivos a los distintos tonos de voz, lo ideal es hablar a nuestro gato en un tono cariñoso. Si creamos un ambiente distendido, él también se relajará.
Para que se familiarice con el agua, lo idóneo es comenzar humedeciendo su cuerpo con un paño húmedo. De esta manera, irá acostumbrándose poco a poco a la sensación. Cuando esté cómodo, le iremos mojando poco a poco evitando siempre mojar la cabeza y la cara. Este punto es importante. No solo puede asustarse: además, puede entrarle agua en las orejas.
Por cierto: para secarle, tenemos que descartar el secador. Su ruido les asusta, así que lo ideal es emplearse a fondo con un secado manual con toallas.
Y ahora que sabes cómo bañar a un gato, confiesa: ¿te atreves a ponerlo en práctica con el tuyo?



